LA GESTACIÓN
Estaba: dormida, larvada, en el útero de la tierra, esa semilla que creíamos agotada, extirpada, extinguida, pero estaba esperando que estuviera abonada, propicia, para que la historia se repita una y otra vez; las luchas por el poder feudal de la dominación en poderes económicos, territorios, y personas, subsiste; pensaba que este siglo veintiuno, con su tecnología, capaz de conquistar el espacio exterior con viajes estelares: salir de nuestra Vía Láctea, y visitar otras Galaxias, otros mundos seguramente más avanzados que el nuestro y que demostraría que no estamos solos en el Universo, aplacaría esa estupidez humana, de querer siempre fastidiar al prójimo, para demostrar quien es el más fuerte, el blanco de piel perfecta, el alma que le acompaña y que le limpia su dios aunque se equivoque: reza y está perdonado, y no hay sitio en la tierra, para otras razas, otras religiones. El germen del odio puede surgir, y no habrá muros suficientemente altos que no se puedan saltar, no p...