Novela serializada: CORRUPCIÓN CRIMINAL (Cap.4)

CORRUPCIÓN  CRIMINAL



CAPITULO  IV



A la mañana siguiente buscaría a Philipe aunque fuera debajo de las piedras, y convocaría una reunión urgente en una sala del Congreso con todos los elegidos.

Hablaría con los que tenían contratos con la administración, empresarios de todas las comunidades, a los que llamaría a declarar en cuanto el edificio que había elegido para tal fin, estuviera acondicionado.

Cuando llegaron Claudia y Oscar, se sentaron a cenar, la conversación se centró sobre el apagón y Oscar advirtió, que deberían conectar los ordenadores por si se había producido alguna avería, los cortes de luz pueden producir problemas en el sistema, deberíamos mirar todos los aparatos eléctricos, las alarmas y los teléfonos, a ver si todo funciona bien; se ofreció a revisarlo a la mañana siguiente.

Claudia quedó con su madre que desayunarían fuera, e irían de tiendas.

Buenos días mamá, veo que ya estas arreglada, no tardo, en cuanto me retoque un poco el maquillaje estoy contigo, cogemos el coche y desayunamos en esa cafetería del centro que tiene esas especialidades tan ricas, nos viene bien para hacer las compras en las tiendas que a ti te gustan, si veo algo que no sea muy carca, me lo compro. - De acuerdo Claudia eso haremos.

Cogieron el coche y en media hora estaban sentadas en una mesa cerca de un gran ventanal, desde donde se divisaba toda la plaza.

Tomaron un café con unos cruasán rellenos de nata y crema especialidad de la casa. Claudia riendo dijo a su madre: si no fuera por lo que engordan me comería una docena.-  Elena asintió, - pienso lo mismo, pero hay que resistirse.

De pronto Claudia se puso seria y dijo, -  he leído el artículo del periódico Times, sobre el trabajo que papá ha emprendido con esa Comisión de Investigación, dice:  que es muy difícil que logre lo que se propone, que es imposible, todo el mundo lo dice. - ¿Por qué ha aceptado papá?, -  no podrá cambiar las cosas, ningún Comité de Investigación, ni la Audiencia Gubernamental, ni siquiera el Tribunal de Justicia, han querido investigar. - Hija, habrá alguna alternativa. - ¿Ahora mismo?,  no lo creo mamá, la habrá seguramente, pero hay que esperar, antes tiene que haber un cambio global grande de abajo a arriba, quizás, un tercer partido político nuevo que cambie las cosas.

Veras mamá: la gente que lleva en política desde la Transición, treinta y tantos o cuarenta años, esa gente, tiene que ser reemplazada por otra con ideas nuevas, que tome otras decisiones, que atienda los problemas auténtico de la gente y no en beneficio propio.

Quizá tu padre pueda demostrar lo que sucede, le escucharán. - Sin duda le escucharán,   papá es un gran orador, sabe convencer, pero a él también le vigilaran para controlarle y mientras tanto, nada cambiará;   no comprendes que no interesa, el poder, el verdadero poder, que realmente son los que están más arriba, mientras sigan ahí, no le dejarán. - Pero Claudia, tu padre es muy importante, un empresario modelo, que tiene empatía con la gente, por lo que es muy respetado y por eso le han pedido que presida esa Comisión. - Precisamente por ser un empresario modelo, le pondrán todas las trabas del mundo;   te digo mamá, que a lo mejor tu y yo no lo veremos. -

Si,  quizás tengas razón de la dificultad de cambiar las cosas, pero tu padre tiene que intentarlo. - Si mamá, pero hasta que las "lentas tortugas ancianas con espolones", no se internen en el mar y desaparezcan, no me hago ilusiones; - las dos se echaron a reír.

Compraron varias prendas en las grandes y caras tiendas donde ya las conocían, y satisfechas, con el animo subido, pues ya se sabe que, las mujeres cuando estrenan ropa y no les duele el dinero que se han gastado, el buen humor cambia su carácter a mejor.

Entre risas subieron al coche para regresar a casa, comentando, que no le dirían a su padre lo que se habían gastado, - (los hombres no entienden de moda).

De pronto, un golpe seco en la parte trasera del coche, hizo que Elena diera un volantazo que las lanzó al carril contrario, con tan buena suerte, que en ese sentido no venía ningún otro en ese momento y eso las salvó de un accidente que hubiera sido muy grave y de imprevisibles consecuencias; no les dio tiempo a percatarse del coche que las embistió, y que rápidamente se dio a la fuga; solo pudieron apreciar que era de color verde oscuro, aunque fue tan rápido y ellas estaban tan consternadas, que no pudieron reaccionar.

Estuvieron unos minutos en el interior del vehículo, sin saber que hacer, Claudia reaccionó y marcó el número de su padre; cuando contestó, le dijo papá…, pero su madre le quitó el teléfono enseguida; - Francis soy yo, tienes que venir a buscarnos, se nos ha averiado el coche en plena carretera, hemos podido llevarlo al ascén, pero es peligroso.

Elena, ¿no tienes ahí los papeles del seguro?, llamalos y os mandaran un coche, yo ahora estoy ocupado. - Francis, tienes que venir a buscarnos tú, aquí no estamos seguras y no me fio de nadie, hasta que no vengas, no saldremos del coche. - No os entiendo, ¿hay alguna cosa más que no me quieras decir?, - no Francis, no saques las cosas de quicio y ven a por nosotras, estamos en la curva que hay antes de llegar al puente, a unos seis kilómetros de la colina, ten cuidado que estamos en el carril contrario y no nos vayas a ver.- De acuerdo, voy para allá.

Elena no había querido decirle a su esposo, lo que había pasado para no asustarle, ellas estaban bien y no era preciso, ya se lo contarían cuando llegase, pero estaban terriblemente asustadas; iban despacio, había sido provocado.



-o-



Cuando Francis salía del edificio de quince plantas, donde las grandes empresas y compañías de abogados tenían su sede, que compartían con oficinas de administraciones públicas y privadas y los servicios de seguridad, en una mole de cemento y cristal, se encontró con Alex Walduin que iba a verle al despacho. - Quería hablar con usted señor Rok. - Ahora me es imposible Alex, tengo que recoger a Elena y a Claudia, se les ha averiado el coche en una curva y es peligroso, me han pedido que vaya a buscarlas, deben estar asustadas, por la forma de hablar de Elena, si quieres puedes acompañarme y durante el trayecto, me cuentas lo que te preocupa.

Una vez que salieron del parquing, Alex contó a Francis que hacía más de quince días que no había podido localizar ni a Philipe, ni a Frank, si habló con Billi pero estaba en Inglaterra y le dijo que vendría a Madrid por un grave problema que había surgido, ciertos movimientos en el Senado del grupo contrario a la investigación, por lo visto un tal señor Martínez, trataba que, antes de ser elegido presidente, se sometiera a algunas preguntas para ver si realmente estaba capacitado para esa responsabilidad, pues había dudas de como habían surgido sus empresas y las de su padre.

Bueno Alex, yo no le doy importancia, ya contábamos con eso, si quieren preguntar, que pregunten y si investigan, que investiguen; tú tranquilo.

Pues no lo estoy señor Rok y no solo por eso, lo que me preocupa realmente es no haber tenido noticias de Philipe, ni de Frank, cuando quedamos en vernos en Madrid y advertirle del mencionado Martínez; está tratando de sembrar dudas entre los afines a nuestra causa.

Si, el otro día hable con él, me llamó, quería que nos reuniésemos sin falta, con muchas prisas por su parte, diciéndome, que le mandaba el Presidente para que fuera su enlace y le diera cuenta a él primero de todos los movimientos que se dieran, antes de que se enterara la prensa; le dije, que tenía mucho trabajo y que ya le llamaría, le di largas, no me fio de él; no tengo una especial amistad con el Presidente, pero si amigos comunes a los que podía haber mandado si esa era su intención, y a ese señor Martínez, no le conozco de nada.

También a mi me preocupa y mucho, no tener noticias de Philipe, ni de Frank, en cuanto dejemos a Elena y a Claudia en casa, iremos al chalet de Philipe y si no está, llamaré a su hija María, lo más probable es que haya ido a ver a sus nietos.

A pocos metros divisaron el coche de Elena en una curva, realmente el sitio era peligroso; aparcaron en el ascen y bajaron con precaución.

Cuando se acercaron, Claudia se abrazó a su padre llorando especialmente nerviosa; Elena hizo lo mismo y las dos trataban de contarle entre sollozos, lo que les había ocurrido; Francis no entendía nada de lo que decían, pero le preocupaba el estado de nervios en que se encontraban, trató de tranquilizarlas como pudo, para poder comprenderlas.

Elena ya más tranquila le puso en antecedentes de lo que había pasad. Alex no había dicho ni palabra y contemplaba la escena sin saber que hacer, pero cuando Francis se dirigió a comprobar el coche, él le siguió, y pudieron ver que la parte trasera del vehículo estaba totalmente empotrada hacia delante, el golpe debió ser muy fuerte y la inercia hizo, que Elena diera el volantazo que las lanzó al carril contrario; tuvieron suerte que en ese sentido no viniera entonces ningún coche.

Francis, inmediatamente llamó a la policía de carretera y enseguida se personó un vehículo de la Guardia Civil y cuatro agentes, que se hicieron cargo de la situación; después que les contaran lo ocurrido, sacaron fotografías de como había quedado el coche y de las marcas de neumáticos en el asfalto, demostrando el viraje involuntario originado por el golpe.

Más tranquilos todos después de su declaración, Francis presentó a Alex a Elena y a Claudia; Elena pidió disculpas por sus nervios y por no darse cuenta de su presencia.  Claudia más apurada, e incluso turbada ante la mirada de Alex, permaneció callada, aunque no podía dejar de mirarle, él sonrío tímidamente ante esa mirada; Claudia bajó los ojos tan rápido como pudo y disimulando, fue a colgarse del brazo de su padre.

Se despidieron de los guardias civiles y Francis les pidió, -  que a la menor noticia que tuvieran se la comunicaran. -

Subieron al coche y partieron hacia la casa. Cuando llegaron, Alex se despidió, no quería parecer entrometido, pero Elena le cogió del brazo y amablemente le invitó a entrar; - por favor Alex, así nos hace un ratito de compañía, nos vendrá muy bien, ¿verdad Claudia?, ella solo podía mirarle, no entendía como estaba tan azorada; normalmente no había reaccionado así nunca, quizás fuese el susto.

Se sentaron en la salita y Elena pidió a Gertrudis, unas tilas para ellas y para ellos lo que quisieran.
- ¿Te apetece un coñac Alex?. - Si, gracias señor Rok.

Hablaron del accidente; Elena les contó, -  que por la forma de como sucedió, las habían seguido y el golpe a toda velocidad, había sido provocado. - 

Claudia, que por fin pudo articular palabra, dijo que pensaba lo mismo; nosotras ibamos despacio, no teníamos ninguna prisa, charlábamos y reíamos, hablábamos de ti papá, de que no te diríamos lo que nos habíamos gastado en los cuatro trapos que compramos, pues no lo entenderías y en ese momento nos golpearon por detrás con gran fuerza, ya habéis visto el coche.

Bueno hija, -  dijo Elena, - vamos a olvidarnos del asunto, -  ya está en manos de la Guardia Civil, a ver si dan con ellos y nos enteramos de las verdaderas razones de la agresión.

Dejarlo de mi mano, dijo Francis, -  aunque tenga que remover la tierra entera, descubriré quien está detrás de esto. - Alex, no publiques nada, hasta que se esclarezca. - No se preocupe no lo haré.

Vamos a tener que dejar para mañana la localización de Philipe, ya se ha hecho tarde. - Si señor Rok, mañana a la hora que me diga quedamos; y si, se ha hecho muy tarde, estoy abusando de su amabilidad. - Para nada, dijo Elena, ¿quieres quedarte a cenar?,  así, conoces a nuestro hijo Oscar, seguro que no le conoces. - No, no le conozco, pero muy amable, la verdad es que realmente es muy tarde, en otra ocasión aceptaré esa cena con mucho gusto.

Se despidió con un apretón de manos a las mujeres, alargando el de Claudia.

Hasta mañana Alex, hablamos.

Elena con tono intencionado dijo: “que chico más agradable” y de reojo miró a Claudia.


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