EL MISTERIOSO NIÑO DE OJOS RASGADOS - CAPITULO - XXVII -


                                 EL  MISTERIOSO  NIÑO  DE  OJOS  RASGADOS



                                                                CAPÍTULO  XXVII



Don Eufrasio, discutía con uno de los socios importantes de OSEIA y le decía: creí poder controlar la situación de un modo menos violento pero me equivoque, las consideraciones iniciales suelen ser muy apropiadas cuando vienen de personas inteligentes como usted; me convenció con su argumento que resultó carecer de fundamento, me autoconvencí de que podía ser la solución si obligaba a los responsables de la situación a marcharse era preferible para evitar el caos desarticular en parte OSEIA y así suprimir a los corruptos. Me pareció bien al principio pero ya no me parece tan factible, cuanto más tiempo permanezcamos firmes más seguro será nuestro control y la base de lo que juzguemos adecuado en cada momento. Se está pensando cambiar el nombre de la asociación para desligarse de este contratiempo y de otros problemas que ciertos socios nos han creado, desde luego con la misma protección y recursos económicos de laboratorios y empresas energéticas siempre que su consideración no haya cambiado. No era verdad cuando envió el informe de la escapada, si podemos llamarla así, del grupo de la familia de Doroteo, el jefe de seguridad, y la psicóloga encargada de la estructura familiar recomendando a los niños a las familias adineradas de la asociación y que ahora, habrá que regresar a sus países por si la Comisión creada en la última reunión de las Policías y las Agencias Internacionales, se persona en la isla haciendo preguntas que sería muy difícil responder, hay que procurar regresen a sus casas en el menor tiempo posible y hacer que, tanto el hospital, como el centro dedicado a las investigaciones degenerativas en nanotecnología e inteligencia artificial, esté lo más correcto posible de anomalías que pudieran descubrir en su investigación. Casi todas las familias están en sus países; de momento se da por concluida la investigación con los menores, aunque en parte, la estancia en la isla ha sido un éxito ya fueron implantados con el nanorobot experimental excepto los sobrinos de Doroteo y Sirio, procuraremos recuperarlos en cuánto cambie la situación y las aguas estén calmadas, de hecho usted tiene que resolverlo averiguando dónde están, se comprometió en hacer un trabajo le exigimos fidelidad y nos ha traicionado igual que Doroteo. - No tengo nada que ver con él ni con su familia, esa es la verdad. - ¿La verdad de quién?. - Mi verdad, señor Willians. - No se trata de un único hecho pero sí de integridad presidente, estoy convencido que usted obró de buena fe, de la forma que a usted le pareció correcta por eso intercepté su informe que no negará de no denunciar la desaparición de esa familia y sus cómplices a quienes deberían saberlo, y por cierto, no sé cómo se habrán enterado. - Señor Willians, me ha estado presionando y no me gusta le pido cambie su actitud, me he guiado por mis propias reglas hasta que la organización me pida que las cambie. - Yo soy el encargado de pedírselo, lo consideran desde un punto mucho más estricto que el mio y me han pedido le comunique su cese. Seguramente a Doroteo lo estén haciendo en estos momentos. - ¿Le dijeron los motivos?. - Ya se los he explicado. - Si hubiera pensado por un momento que usted me llamaría para mofarse de mi situación, no hubiera venido se lo aseguro. - Lo siento Eufrasio, pero las cosas son así. - No lo sienta tanto, tengo la firme intención de asumir mi responsabilidad, ¿queda claro?, acudiré a instancias superiores y no se atreverán a despedirme, he llevado con mano firme esta asociación y estoy informado de todo. - Usted verá lo qué hace yo lo pensaría. Cogió el sombrero que había dejado en la silla contigua y marchó sin antes decirle: ya tiene en su cuenta del banco lo que OSEIA ha considerado justo por su trabajo, y sin darle tiempo a una respuesta, salió por la puerta.

 

Le había molestado la forma que tuvo de tratarle aquel anodino y extraño jefe de alguna de las oficinas encargadas seguramente  de  esos  menesteres, despedir a la  gente  como suelen  hacer  en  las  grandes empresas  para  no  tener que dar  la cara ni  más explicaciones. Debería hablar con Doroteo pero no  lo quería hacer por teléfono podían estar vigilados, de vez en cuando quedaban en una cafetería del centro de Madrid si tenían que comentar asuntos de la organización, se pasaría por allí a ver si lo localizaba.


Don Doroteo, recibió el comunicado de su cese sin más explicaciones, y la cantidad en euros ingresada en su cuenta corriente. En un ataque de rabia la estrujó entre sus dedos y lo tiró a la papelera. Pensó en Paula, no podía creer que su sobrina como una hija para él actuara así, le había puesto en un serio compromiso, aunque por otra parte la comprendía, él también sentía mucho cariño por esos niños a los que consideraba su familia e instintivamente se alegró, en el fondo imaginó que ella actuaría de algún modo para evitarlo, una gran estrategia la de la excursión tan solo existía ese resquicio por donde salir de allí, el buque rompehielos, forzosamente tenía que arribar a la isla la dotaba de materiales y medios vitales para sus habitantes y que tan habilmente utilizó el grupo de sus sobrinos para huir. Ahora debía encontrarles y avisarles de las represalias pero no sabía dónde se encontraban ni a quién recurrir seguro que todos los sabuesos de la organización estarían ya sobre sus pasos. Sus teléfonos estaban apagados, es posible que se hayan desprendido de ellos para no ser localizados. Le vino un nombre a la memoria, Franchesca, periodista y amiga de Paula, contaba en su periódico la llegada de migrantes a las playas centrándose en la historia de Sirio; procuraría localizarla quizá ella le diera una pista de su paradero.


Sentía en el marrón que sin pretenderlo metió a don Eufrasio, tampoco pensó en los problemas que le acarrearía no haber contado en su informe el permitir al grupo salir de excursión cuándo sabía no podía hacerlo sin comunicarlo a instancias superiores. Las consecuencias estaban ahí, sin embargo en su fuero interno se alegraba nunca imaginó que, lo que empezó en una asociación dedicada a la experimentación de enfermedades cómo el Alzhéimer y la Demencia le acarreara tantas complicaciones y haber perdido el cariño de su sobrina.


Se encaminó al centro de la Capital quizá a Eufrasio se le había ocurrido pasarse por la cafetería. Le vio por uno de los ventanales sentado en la mesa de siempre. - Pasó y se saludaron. - Pensé que te encontraría aquí, has recibido la notificación con mi cese de OSEIA. - Con tu cese y con el mio. - Casi cae al ir a sentarse tuvo que agarrarse al borde de la mesa para evitarlo. No lo puedo creer si tú no has tenido nada que ver. - Pues creelo, un tal Willians vino a comunicármelo y no de muy buenas maneras por cierto. - Lo siento mucho si quieres hablo con la dirección y les digo que la decisión fue solo mía. - No…, deja las cosas como están, ya me estaba pesando esa responsabilidad de no saber hasta dónde podrían llegar ciertos experimentos. - Has pensado lo mismo que yo también me he quitado ese peso de encima desde ahora buscaré la tranquilidad y si puedo, recuperar a mi familia. - Sí, tienes razón las tenemos muy abandonadas, me alegro de haber colaborado contigo, al menos no perderemos nuestra amistad. - Por descontado, nos veremos si a ti te parece de vez en cuándo en esta cafetería para contarnos cómo va desde ahora nuestra vida. Se tomaron el café y sin más comentarios se despidieron con un apretón de manos.





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David llamó a Georges y le ofreció venderle su casa de Málaga. Al principio, a Georges le chocó aunque comprendió sus razones. La casa era un chalet precioso pero demasiado grande para ellos dos solos, sin embargo, querían vivir allí y era una oportunidad única, por otra parte, Paula le dijo les haría mucha ilusión podrían visitarlos alguna vez cuando todo se calmara, aunque reconoció no sería pronto por las circunstancias del momento en el que estaban. - Para mí será un honor lo hablaré con Franchesca y os daremos enseguida una respuesta. Cuando llegó al apartamento y se lo contó, ella le abrazó con fuerza sin poder contener su alegría. - Es la mejor noticia que podías darme ya rondaba en mi cabeza dónde podríamos instalarnos incluso pensé pedirle a Carlos que nos vendiera la casa de María, pero el chalet de David y Paula es una pasada, ese inmenso jardín, esa piscina …, no nos lo podemos permitir Georges sería un sueño. - Pues sueña, han dicho que llegaremos a un acuerdo quieren que seamos sus dueños. - De verdad nos la podemos quedar, yo tengo unos pequeños ahorros aunque no creo sean suficientes. - Recuerda…, que pude vender las tierras de mis padres como estaban en aquella zona cerca del mar me dieron un buen pellizco, lo guardaba por si tenía familia o para cuándo la jubilación me permitiera viajar y descansar en un buen apartamento, este es alquilado y qué mejor inversión que comprar el chalet y disfrutarlo juntos. - Franchesca volvió a abrazarlo, se sentó en sus rodillas, le miró largamente a los ojos y sonrío; cuándo ella le miraba de esa manera Georges perdía la cabeza, buscó ardientemente su boca, pero ella se apartó suavemente y poniendo un dedo en sus labios le dijo bajito sin dejar de mirarle. - Yo también tengo una noticia que darte, una maravillosa noticia, la casa, no la compraremos solo para los dos, si no, para alguien más. - ¿De qué hablas?. - De nuestro hijo estoy embarazada. - ¿Qué?, quedó sin saber que decir, por fin mascuyó, ¡¿un hijo?!. - ¡Oh hija!, exclamo Franchesca. - La cogió por la cintura y sin decir nada más, se fundieron en un largo y apasionado beso. - Georges, le preguntó al oído, casi en un susurro, ¿quieres casarte conmigo?. - Franchesca le miró y le dijo:  -  más… que ninguna otra cosa de este mundo. -  Y la escena, se repitió.







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Carlos no dejaba de pensar en cómo salir de la situación en la que estaban metidos, no dormía, pasaba las noches en vela, sabía que no podían quedarse en París tarde o temprano les encontrarían y habría represalias habían huido con los niños y temía sobre todo por ellos, tan poco regresar a Málaga ni a su vida anterior; David y Paula también lo pensaban pero eran más valientes que él, dejaban atrás su vida, su casa, sus familiares, incluido su tío don Doroteo causante de sus desdichas, claro que  no era del todo responsable, también él tenía parte de culpa si no hubiera dejado su trabajo de camarero en el bar de Raúl quizá ahora estaría casado con María, su madre viviría, con su enfermedad sí, pero ellos la hubieran cuidado; todos esos pensamientos le atormentaban día, tras día sin poder evitarlo, pero nada podía hacer ya, solo lamentarlo y se preguntaba sí a pesar del amor que sentía por Leyla podría alguna vez ser feliz; procuró volver a su primer pensamiento de cómo salir de París y a que país poder viajar para emprender una nueva vida, hablaría con los demás a ver que se les ocurría, no quería despedirse de Sirio, pero sus padres legales eran David y Paula y no le dejarían marchar con él, la única forma sería permanecer juntos, ¿estarían dispuestos a ello?. Se habían hecho grandes amigos gracias a los niños y se llevaban muy bien, sin embargo, debería pedirle matrimonio antes a Leyla si le contestaba afirmativamente se casarían antes de salir de París. Sería una boda intima solo invitarían a los amigos que conocían su situación, por desgracia, no lo podrían hacer con la familia de Raúl, ni de Carmen, ni con sus compañeras de trabajo, ni con su casera Pepa a la qué, a pesar de sus defectos apreciaba y sabía que él también era correspondido del mismo modo.


Se planteó hablar con Leyla esa misma mañana y pedirle matrimonio antes de comunicarles sus preocupaciones. No sabía cómo hacerlo. Recordó el momento en que se lo pidió a María: la merienda en el río, aquel atardecer radiante donde solo se sentía el murmullo del agua y la brisa del viento. Borró aquel pensamiento de su mente se esforzaría en que su petición fuese tan romántica, Leyla se lo merecía sentía por ella verdadera adoración, verdadero amor. No lo pensó más y la llamó. - Leyla, qué te parece si quedamos y comemos en el restaurante de la Torre Eiffel, contemplaremos París desde allí y me hace mucha ilusión hacerlo a solas, según están las cosas me temo no tendremos otra oportunidad, además quiero contarte lo que he pensado y saber tu opinión. - Es una idea estupenda, se lo diré a Paula para que se quede con los niños. - Estoy en el centro, en dos horas paso a recogerte. - De acuerdo Carlos, hasta entonces. - Encaminó sus pasos a una joyería que había en esa misma calle, debía comprar el anillo de compromiso ahora podía permitirse algo más caro qué cuándo se lo pidió…, de nuevo su recuerdo le llevó a María y se preguntó con desesperación, si siempre sería así.


Leyla, no esperaba dada la situación esa petición de matrimonio; le notaba especialmente nervioso pero pensó qué se debería a las circunstancias, sin embargo, cuándo la invitó a comer le pareció expresamente romántico, no quiso darle mayor importancia porque a ella también le apetecía, no habían podido estar un momento a solas desde antes de la excursión, por eso, se sorprendió al ver que Carlos, cogía su mano, le ponía aquel precioso anillo en su dedo, y le preguntaba: - quieres casarte conmigo. - La respuesta no se hizo esperar, le miró a los ojos y contestó. - Sí, pensé, qué no me lo pedirías nunca; sus labios se encontraron y con un dulce beso, sellaron el compromiso.


Esperaron la oportunidad de la reunión que Georges y Franchesca tendrían con David y Paula por la compra de su vivienda para decirlo. Cuándo ellos les comunicaron la noticia de su compromiso, no podían creer qué ellos, tuvieran la misma sorpresa de su boda y la noticia del embarazo de Franchesca; las felicitaciones fueron mutuas y los niños que, aunque jugando, no se perdían detalle de lo que decían, empezaron a saltar y a gritar: - ¡vivan los novios!, todos rieron, se abrazaron, y pensaron sería bonito una ceremonia conjunta, además tendría que ser rápida ya lo celebrarían con su familia y amigos cuando todo pasara. Después de tanta euforia, la conversación se centró en lo que deberían hacer a partir de ese momento, comprendían no podían quedarse allí por más tiempo, pero no sabían qué decidir, ni a dónde ir.


Sirio, que escuchaba atentamente dejó de jugar, se levantó y con una amplia sonrisa exclamó. - Yo tengo la solución. - Todos le miraron extrañados. - Viajar a mi estrella, allí nadie nos encontraría. - El silencio se hizo denso y Carlos, lo rompió diciendo: - por favor Sirio, no digas tonterías. - Él, con el ceño fruncido se sentó de nuevo a jugar con Adrián y Daniel, y por lo bajo decía - no son tonterías, es la solución. - Sin hacerle el menor caso cambiaron de tema y se centraron en la ceremonia de las bodas, pero el ambiente había cambiado y en sus rostros se advertía la preocupación.






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Después de la celebración de las ceremonias y cuando los niños se habían dormido, se reunieron en el salón para tratar de solucionar el dilema que tenían por delante. Carlos les hizo partícipe de su preocupación, no quería separarse de Sirio, pero entendía, que ellos tampoco, pensaba si sería posible huir todos juntos puesto que su problema era el mismo salvar a los niños de esa sinrazón. Paula, dijo emocionada: no los podemos separar, son hermanos, sería terrible para ellos, y la solución puede ser esa estar juntos como hasta ahora. Pero, dónde iremos para estar a salvo, los tentáculos de OSEIA nos han demostrado ser muy largos, y no se van a parar, ni a permitir que nos vayamos de rositas. - Además, dijo Carlos, tenemos el deber y la obligación de utilizar aquellos poderes que nos garantiza la Constitución de detectar las deficiencias y corregirlas y en la medida de lo posible efectuar un estudio eshaustivo, para limitar el alcance de las investigaciones que se están llevando a cabo, mi propósito ha sido siempre ese, y tomar las decisiones pertinentes, este sería el momento adecuado, no conozco bien los procedimientos, y con toda honestidad, yo también tengo dudas al respecto de qué hacer llegados a este punto, donde todas las pruebas han sido destruidas, o rechazadas, lo que retrasa una y otra vez la cuestión, aunque, lo importante, es el derecho a la libertad individual y colectiva del ser humano, decir la verdad, y eso, no les conviene, no la aceptarán, hay que reflexionar que debemos hacer, y no es tan fácil. El dilema del mundo es: la vanidad, la arrogancia, la prepotencia del fuerte. No hemos aprendido la lección de la historia, que siempre se repite, o sale alguien interesado en que se repita. Somos una amenaza para nosotros mismos. Es mi amarga conclusión. - Georges, tomó la palabra: - no estáis en situación de exponeros en este momento, tenéis que salir de París, quizá a América del Sur: Argentina, Chile, Perú… - Puede que tengas razón, aunque no estoy tan seguro, están dispuestos a crear otro mundo donde sus experimentos se lleven a todo el planeta; por esa razón pienso, que la propuesta de Sirio si lo pensáis detenidamente, es la más sensata. El mundo que conocemos está escribiendo su final. Nosotros no podremos salvarlo, lo hemos intentado, pero fracasamos, y uno nuevo nos espera; podemos probar, y si nos convence, nos quedaríamos, si no, siempre podemos regresar al que conocemos, aunque no nos guste. - David, se levantó de un salto del sillón cómo si algo le hubiera pinchado, - estás loco, sabes lo qué nos propones. - Sí, comprendo vuestra reacción, pero no habrá lugar en la Tierra donde nos podamos esconder, Leyla y yo lo estuvimos hablando, es un paso crucial en nuestras vidas, por un lado, nos cuestionamos lo que está pasando y que no podemos resolver, y por otro, queremos salvar a los niños de un futuro incierto, de un futuro dónde su privacidad se verá amenazada por esos y otros experimentos que pueden llevarse a cabo a corto o largo plazo peligrando sus vidas, es por ello, por lo que os planteo esta salida. Sirio, nos puede mostrar el mundo qué, según me ha contado, han creado en su planeta hermano; a mí ya me mostró en cierta ocasión imágenes maravillosas difíciles de describir, y es la única forma de estar todos juntos, y descubrir otras Galaxias, otras estrellas, otros planetas; pensarlo bien, y lo decidimos. Vosotros, Georges y Franchesca podríais acompañarnos, sería maravilloso que los niños se criaran juntos. Los niños de las estrellas. - Se fueron a dormir con la condición de pensarlo, lo consultarían con la almohada.


Se reunieron una tarde aprovechando la presencia de Georges, y Franchesca para que Sirio les mostrara imágenes de su Galaxia y de su estrella; sacó de su bolsillo la canica azul, que hasta entonces no les había enseñado. Quedaron extrañados al ver la canica, aquella bolita con la que todos habían jugado de niños y creían inofensiva, solo, cuando Sirio la frotó, y vieron, que de ella se desprendía una luz azulada y aumentaba de tamaño, pensaron en algo extraordinario, creció y creció lo suficiente, para que en ella se proyectasen imágenes desconocidas de un cielo estrellado de un azul intenso, que fluctuaba y aumentaba con una velocidad de vértigo y que Sirio explicaba como se sucedían las Galaxias, en diferentes sistemas solares, sin ser su Sol, ni los planetas que conocían y componían La Vía Láctea. En sus rostros se reflejaba la curiosidad y el miedo a lo desconocido hasta entonces para ellos; todos habían leído en libros de ciencia más o menos experimentados, lo que ahora contemplaban, pero a pesar de todo, les parecía increíble, y más increíble todavía qué un niño de corta edad explicara con esa precisión y esa sabiduría, unos mundos tan lejanos y diferentes. La Tierra les parecía ahora, tan pequeña, tan sumamente lejana en conocimientos, qué si no fuera porque aquel sabio niño al que todos querían, se lo mostraba, no lo creerían, a pesar de que él en muchas ocasiones había manifestado, creyendo siempre que eran imaginaciones suyas. Continuo diciéndoles la forma de salir de allí con la ayuda de esa insignificante bolita.


El azul de la canica, continuó con su explicación, es “luz láser, extrae información de las ondas gravitatorias” y amplia las señales que comunica a su ordenador y a un pequeñísimo telescópico óptico permitiéndole ver el interior del agujero negro, y del espacio exterior cuando sale de él, para explorar el universo galáctico pudiendo detectar y monitorizar los movimientos e influir en la gravedad cuántica de las singularidades del interior de esos agujeros, donde nace, y a la vez muere el tiempo tal como nosotros: “lo intuimos, lo vivimos, lo medimos”. Pero la ciencia real es extraña, pareciera ciencia ficción; a medida que nuestra canica se vaya acercando al agujero negro, su velocidad se irá ralentizando y en su interior se detendrá el tiempo, por lo tanto, cuando crucemos ese limbo hasta mi estrella, no habrá transcurrido, y cuando regresemos, si queremos hacerlo, tan poco: la misma estructura osea, la misma edad, podremos viajar, las veces que queramos; los años luz que nos separan no serán un problema porque el espacio tiempo se habrá detenido.


“Las partículas de la luz se comportan como peonzas girando sin cesar, y según su rotación irán más o menos deprisa cogiendo velocidad según nos interese, es el principio de la mecánica cuántica”. Con esa combinación de posición y velocidad elegiremos el agujero más grande que se encuentra en el mar Mediterráneo por el que llegué a la costa de Málaga; al ser grande su dimensión, su gravedad es más sensible y las dificultades para atravesarlo serán más pequeñas. Situado en el centro de vuestra Galaxia, La Vía Láctea, el gran agujero negro, nos conducirá hasta Sirio.


Cuando terminó su explicación, el silencio era absoluto, los niños creían haber visto una película, y los mayores, aunque lo vieron con sus propio ojos, también se lo preguntaban. Carlos les contó la experiencia que había tenido en Siberia, donde Sirio le mostró la realidad de la canica, y aseguró que al principio se quedó como ellos, dudando de su veracidad, sin embargo, pudo ver a María en aquella habitación a miles de kilómetros solo con pensar en ella; así, que ya nada le extrañaba, y todos, lo acababan de presenciar en las increíbles imágenes de otras Galaxias proyectadas en aquella improvisada pantalla.


Después de mucho pensar y sopesar los pros y los contra a los que les llevaría aquel viaje experimental, aunque con dudas, decidieron descubrir, un nuevo mundo, y emprender la odisea más grande que jamás se hubieran planteado, no solo, escapar de una isla, sino más increíble, de su planeta Tierra. Los que declinaron la invitación fueron Georges y Franchesca, ellos no tenían porqué huir, y ahora podrían formar una familia en un nuevo hogar, y en cierto modo también, una nueva vida.


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Carlos, desde la ventana de su habitación contemplaba como caía la lluvia y formaba charcos en el pavimento de las callejuelas de aquel barrio de París que pronto dejarían. Permaneció allí, frente a su ventana, con la mirada fija y la mente perdida en su pensamiento de un viaje a ese Cosmos desconocido al que se dirigirían. En aquel preciso instante deseaba pocas cosas en el mundo con la intensidad que ansiaba perder de vista aquel panorama, aquella situación a la que habían llegado, sin otra solución, poco le importaba, si un huracán, un sunami, o una guerra nuclear, o bacteriológica, arrasaban la Tierra, de una manera, ó de otra, el final estaba cerca.


Tenía que despedirse de sus amigos explicarles la situación en una carta, aunque sería muy difícil que ellos llegaran a asumir qué, lo que les decía, fuese cierto, por eso, pensó en la forma más creíble, y solo podría ser si ellos lo veían con sus propios ojos con un regalo que les entregaran Georges y Franchesca, cuándo hubieran partido.


No les hacía falta llevar equipaje, ni trajes especiales, allí tendrían todo lo necesario. La esfera en el exterior estaba recubierta de una especie de masa gelatinosa que la protegería de las altas temperaturas que alcanzaría al salir de la atmósfera terrestre, y en su interior, no notarían el cambio brusco de la falta de gravedad, ni de esas temperaturas extremas. Los ordenadores albergaban toda esa información y la que recibirían desde Sirio si fuese necesario en caso de algún problema; además, del suficiente oxigeno en su interior y de todo lo que se suponía necesitarían en aquel viaje espacial.


Llegó la hora de dejar su planeta Tierra, con los nervios en tensión por la nueva vida que estaban dispuestos a emprender, pero con la ilusión de un comienzo en otro mundo, en otra galaxia, en un planeta desconocido llamado Sirio.


Llegaron en taxi al aeropuerto y cogieron un vuelo al punto más cercano de la Costa Azul. Buscaron el lugar en un pueblecito apartado de la costa para su partida y esperaron la hora más adecuada de la noche marcada por el ordenador. Llegada la hora, se agruparon en un pequeño circulo con las canicas azules en la palma de sus manos, de ellas, empezaron a surgir haces luminoso que se unían, les rodeaba y aumentaban de tamaño formando una esfera suficientemente grande, dejándoles prisioneros en aquella luz azulada de su interior que parecía protegerlos; notaron, como sus cuerpos se acoplaban poco, a poco, a un sillón transparente, sumamente confortable de algún material desconocido, al menos en la Tierra. Frente a sus ojos surgió una pantalla por la que se divisaba como la esfera se deslizaba por el agua y como los puntos luminosos de las estrellas se veían más grandes a sus ojos en aquel cielo de un azul profundo, al que parecía se encaminaban a una velocidad tan rápida como la de la luz, aunque ellos no lo apreciaran. De pronto, vieron en la pantalla como la esfera se introducía en el interior de las aguas y, poco a poco, se sumergía y la profundidad crecía y avanzaba, entre una multitud de peces de colorido y tamaño diferentes, barreras de coral, y un manto verde de algas, cubriendo superficies montañosas difíciles de adivinar a esas profundidades; notaron que sus ojos percibían como la obscuridad se hacía cada vez más intensa, e imaginaban habrían descendido hasta el fondo marino. Una gran sacudida, parecía haber lanzado la esfera a algo profundo y desconocido; la voz del ordenador que les iba explicando la situación, dijo: hemos sido tragados, materialmente, por el agujero negro que habíamos programado, pero no habrá más sacudidas, en cuestión de unas horas, que podréis aprovechar para moveros libremente como si de un vuelo en un avión convencional se tratara. La velocidad que alcanzara nuestro módulo, mucho más rápida que la de la luz, nos llevara al final de este limbo del agujero negro, que cruza los Océanos del mundo interconectados en el interior del planeta Tierra, hasta ser lanzados nuevamente al espacio exterior, muy cerca de la Galaxia Cannis Mayor cercana a La Vía Láctea, y a la que pertenece la Estrella Roja que da luz al Planeta Sirio. Lo que habéis presenciado sentados cómodamente en vuestro sillón, no es nada comparable a lo que veréis a partir de ahora, las fluctuaciones cuánticas virtuales del vacío, os parecerán fuegos artificiales gracias a la energía cinética de las partículas eléctricas como pelotas de tenis incandescentes aparentemente espontáneas que pueblan el Universo, cometas, trozos de planetas en descomposición y grandes Nebulosas debido a la desintegración del final de algunas estrellas por la explosión de su núcleo. El Universo se expande a una velocidad muy significativa, haciendo que las distancias entre los millones de Galaxias que lo forman sea cada vez mayor, pero a la vez la gravedad de los satélites y planetas que lo conforman hacen que la unión a pesar de las distancias, supla en cierto modo, y gracias también a que las velocidades crecen, que el Universo permanezca unido, para que su caída, no le llevase a una extinción.


Todo está silencioso, porque ningún sonido se escucha en el Vacío Cósmico. La esfera de una insignificante y diminuta canica, se convirtió en una bola gigantesca en tan solo unos minutos, doblando y triplicando una, y otra vez, su tamaño, atravesando ese espacio, ese vacío interestelar, a velocidades difíciles de describir. Y en esta expansión del Universo, nuestro conocimiento por suerte, tan bien lo hace, de alguna manera somos capaces de comprender, más allá incluso de nuestros sentidos, y asumir que hay leyes en la naturaleza idénticas ahora, como en el pasado, y probablemente en el futuro. Carlos, escucha la voz del ordenador, y es incapaz de imaginar lo que sucede en esos lugares que cree demasiado alejados en el tiempo, y se pregunta: ¿sí serán igual en la estrella Sirio a la que se dirigen?, brilla cinco vez más que el Sol, según ha leído; las leyes físicas de las estrellas, ¿serán igual en todo el Universo?; pero sus dudas desaparecen al comprender que lo más importante, es la información a través de las imágenes del ordenador que les han llegado de ese Planeta, y sobre todo, a la interconexión que existe entre su mente y la de Sirio, por lo que está seguro, de una vida feliz, en un mundo mejor.






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Las cartas y los regalos que había mandado a sus amigos, llegaron de las manos de Georges y Franchesca; al principio, al ver aquellas canicas azuladas en pequeñas cajas envueltas para regalo, pensaron en una broma de Carlos, pero, cuándo vieron con sus propios ojos aquella demostración, comprendieron su significado, era su despedida y la de Sirio, al que tanto querían, ahora entendían lo que aquellas imágenes les demostraban y no podían contener las lágrimas, por otra parte sabían que, su destino estaba marcado, desde el día en que Carlos encontró a Sirio en aquella playa de Málaga, solo esperaban poderlos volver a ver, algún día.


Don Doroteo recibió por correo la misiva de su sobrina Paula y no pudo contener la emoción al saber qué seguramente no la volvería a ver, se culpaba de la decisión que tuvieron que tomar, esa decisión a la que él les había empujado, pero por otra parte sabía que, en la Tierra no habría lugar dónde poder esconderse. Esperaba, qué allí dónde se encontraran, fueran felices. Volvió a leer la carta en la que le decía:


Querido tío:


No me busques, por más que lo intentes no vas a encontrarme. Nos vamos lejos, muy lejos, a un lugar limpio, a un lugar sin hipocresía; su luz, más brillante que la de nuestro Sol y más cálida, su viento, te envuelve sin llegar a molestarte, y te acaricia con suavidad, el agua de sus mares, de sus lagos, de sus ríos, es de un verde azulado, donde se refleja un cielo cubierto de estrellas, igual que el de la Tierra, pero más intenso, más limpio, más azul; sus montañas: cubiertas de frondosos árboles de distintas especies, de distintos colores y formas; sus valles: de un verdor intenso cubiertos de flores. La visión que hemos tenido, nos ha quitado todas las dudas de hacer el viaje; queremos que nuestros hijos crezcan felices, que no se vean condicionados, atrapados en un mundo que va sin remisión a una catástrofe más pronto que tarde; el cambio climático lo demuestra: sus polos se descongelan y sus glaciares, los seísmos cada vez más frecuentes, varían la posición del eje de la Tierra, y su inclinación favorecerá estos fenómenos según vaya cambiando su posición, el agua de los océanos, cubrirá gran parte de las playas y ciudades, y los cauces de los ríos, buscaran el que les corresponde y tierras y pueblos desaparecerán del mapa actual. Sabes que sucederá, y no se hace nada para evitarlo. Querido tío, no te cuento esto para alarmarte, pero la naturaleza lo está demostrando y la Tierra según la conocemos variará, y a los gobiernos y a los poderosos no les interesa remediarlo. Por eso, y entre otras muchas razones, emprendemos el viaje a un mundo mejor. El Cosmos, está lleno de vida que no conocemos y queremos descubrir, así, que te digo adios, me apena no poder despedirme de ti, si lo hiciera, pondría en peligro a la gente que quiero, por eso, y cuando hayamos partido, recibirás esta carta. Te llevo en mi corazón. No te guardo ningún rencor, y te doy las gracias, sé, que gran parte de mi felicidad te la debo a ti. Aunque podríamos regresar, no creo que lo hagamos.


David y los niños: Daniel, Adrián y Sirio te mandan muchos besos, y recibe con ellos también, un fuerte abrazo de tu sobrina que te quiere.



PAULA





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La voz del ordenador les informa que, han llegado a su destino. Carlos inconscientemente miró su reloj, estaba parado, pero la fecha marcaba un día más y ocho horas del siguiente, y se preguntó, cuándo se habría detenido. Un cielo azul, aparentemente, como el de la Tierra, apareció ante sus ojos, y un horizonte semejante, separando igualmente, con esa línea curvada, ese Cielo y ese Océano infinito que se perdía con esa línea del Horizonte. Por increíble qué parezca, cuándo pusieron el pie en aquel Planeta, no se sintieron extraños, solo la claridad de un Sol más brillante, sin embargo, no notaron el calor sofocante que hubieran sentido con esa misma luz, de su estrella Sol de haber estado en la Tierra; y percibieron, sin saber muy bien por qué, habían encontrado un nuevo y feliz hogar, en aquel Planeta llamado Sirio.





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Durante meses, durante años, en las orillas de todos los Océanos y Mares del Mundo Tierra, se veían proyectadas haces de luz azulada cruzando el Cielo hacia el infinito. - Los amigos de Carlos y Sirio, los contemplaban desde esa playa del Mediterráneo cada noche. - De vez en cuándo conectaban con ellos, y les contaban cómo era su maravillosa vida en su nuevo mundo, en su nuevo hogar, solo echaban en falta el calor de su amistad que seguía intacta, a pesar de los años luz que los separaba, y prometían, darles algún día la sorpresa de su regreso durante un corto espacio de tiempo como se mide en la Tierra.


Sentados, en aquel banco, donde un extraño niño durmió la noche en la que, un camarero de un chiringuito de esa playa le encontró, y le acogió, cambiando su vida para siempre, estaban: - Georges y Franchesca, y entre los dos, una personita de seis años de edad, con rizos y color de pelo como los de su mamá, contemplando el cielo cubierto de estrellas. - La niña, lo miraba con curiosidad y buscaba, la estrella que más lucía semejante a la del cuento que, cada noche, le contaba su papá antes de dormir, y cuándo la encontró, les preguntó: ¿es la estrella de mi cuento?, - Sí, Georgia, así la llamó su papá, esa estrella es Sirio, una maravillosa estrella, a la que pronto, muy pronto, iremos a visitar. - La niña les miró con aquellos ojos de un verde intenso, preguntando con su mirada, si eso, sería posible.









FIN




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