CUENTO EL BUEN PASTOR

 



CUENTO “EL BUEN PASTOR”




Había una vez: Un pastorcito de unas tierras muy lejanas, que pastoreaba un rebaño de ovejas de lanas blancas, a las que prometía que su vida transcurriría en verdes pastos, grandes y blancos rediles libres de contaminación, y a prueba de seguridad de dañinos lobos y zorros que pululaban por esas tierras al acecho de esos corderos blancos como la nieve propios de aquellos lugares.


Pero llegó un día, en que el pastor quiso asegurarse seguir conduciendo el rebaño blanco y ganar más ovejas y corderos de su color de lana preferido; hizo sonar su gran silbido de pastor, para que otros pastores de ovejas como las suyas le ayudaran a lograrlo. Explicó, y explicó, lo bien que armonizaba y cuidaba a su rebaño. Pero sus compañeros y compañeras, estaban a otras cosas, a otros problemas que pasaban entre ellos, en céntricos y más generales espacios, por el pastoreo de todo el territorio. Sus amigos pastores, no le ayudaron lo suficiente como él había esperado, y solo logró algunos corderos más; no lograría aumentar el número de sus ovejas, a no ser, qué lo mezclara con el tercer rebaño en cantidad de otro color que, a él, no le gustaba, y además, le exigía ser el segundo en autoridad, lo qué significaba, perder su derecho a decidir en cuestiones en las que no estaba de acuerdo con el pastor que minaría sus derechos, y se haría con ciertos espacios de los qué no podía, ni quería prescindir.


Pensó, y pensó, lo mejor para lograr lo que de antemano se había propuesto, y no lograba encontrar otra solución si quería seguir siendo el pastor de aquellas tierras, así, que pese, a su decepción, dio la mano a su principal enemigo y sellaron el acuerdo.




Conclusión: - El querer adelantar sus aspiraciones de perpetuarse en el poder, y satisfacer su ambición y su vanidad, puede traer esas consecuencias. Aviso a pastores y demás ambiciosas a subir en sus cargos.




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