LA CONSTITUCIÓN 42 ANIVERSARIO

 





CONSTITUCIÓN 42 ANIVERSARIO




Necesitamos más que el sentimentalismo del aniversario y el patriotismo de la celebración. Somos perfectamente vulnerables, seguimos cometiendo errores, nos apartamos de las normas más estrictas de prudencia, incluso en momentos de crisis de pandemia mundial, de crisis personal y nacional en la que estamos ahora, primamos la economía civil de grandes recursos fiscales e intelectuales, sin importarnos vivir bajo la espada de Damocles.


Con millones de euros diestramente invertidos, habríamos eliminado: el hambre, escasez de viviendas, enfermedades y pandemias, salvaríamos el medio ambiente y sobre todo, terminaríamos con el analfabetismo y la ignorancia y con ello contribuir a erradicar la violencia y las guerras. Ha llegado la hora de aprender y actuar en consecuencia. Un país dividido no puede perdurar. A mi juicio, ese fue el verdadero valor de la Constitución de la que se celebran ya cuarenta y dos años. Pero, es una celebración ficticia y, no precisamente por la pandemia donde las celebraciones han de ser escuetas, sencillas, sin aglomeraciones, como ha de ser la Navidad, sino, por toda la incertidumbre en la política con esta carga problemática que parecía habíamos superado en una democracia aunque imperfecta, pero en la que los valores permanecían más o menos intactos. Cuando sea necesario, hay que enfrentarse con los criterios convencionales y ponerlos en tela de juicio; está claro que en la actualidad es difícil aprender de aquella reconciliación, parece que nos hayamos a punto de superar otras pruebas que la historia nos demostró que, la violencia, es siempre una vuelta atrás en el progreso de un país.


No sé si es una nueva etapa marcada por otro siglo; los comienzos de todos lo siglos en la historia han sido problemáticos: pandemias, guerras, conflicto sociales. ¿Por qué será que todo parece orquestado?; cuando parece que el mundo, pese a sus desequilibrios económicos y, sus numerosos focos de guerra, camina hacia un estado digamos más confortable respecto a los logros de la tecnología, de la inteligencia artificial; cuando estamos aprendiendo tanto del Cosmos, de las estrellas, cuando queremos viajar al espacio exterior, aunque eso ya se quisiera hace muchos años, volvemos a cometer los mismos “errores", teniendo conocimientos sin precedentes para salvar y prolongar la vida, nuestra propia naturaleza y la del universo, socavamos lo que para el ciudadano corriente es la protección de la Constitución.


En todos mis escritos, mis comentarios, me refiero siempre al sentido común, creo que, es el que nos ayuda a discernir la verdad y la justicia en todas las cosas y, también el sentido critico, mirándolo desde el modo de la razón y la empatía.


Por mi edad, he vivido la posguerra de una guerra civil, he vivido la dictadura de Franco, la designación del rey Juan Carlos I, la aprobación de la Constitución, mi votación en las primeras elecciones y con ellas la DEMOCRACIA. Recuerdo aquel día con gran alegría, las mujeres podíamos votar; aunque ya era madre, fue como realmente sentirme mujer, con derechos propios, todas las mujeres de mi edad, seguramente, sentimos lo mismo, aunque realmente nos fuimos dando perfectamente cuenta al cabo de los años; podíamos abrir una cuenta corriente, viajar sin permisos, comprar con nuestras tarjetas…, no quisiera perder eso nuevamente; pero el miedo es libre y, me preocupa la crispación que algunos sectores de la sociedad que estaban larvados, aunque estaban ahí, ahora están envalentonados por los que los jalean y, me temo, puedan contagiar a los que no utilizan mucho el sentido común. Por mucho que nos brinde protección la Constitución, los poderosos y los carentes de escrúpulos, siempre estarán ahí para querer socavar a un gobierno legítimo salido de unas elecciones democráticas. El lobo se está quitando la piel de cordero, se siente seguro por aquellos que los amparan, algunos con uniformes, o con cargos políticos.


Pido a los jóvenes que sean inteligentes, que conozcan la historia real, que no los confundan, que utilicen el sentido común y su libertad de pensamiento para saber discernir, lo que es verdad y lo que no lo es, es muy fácil si se pone empeño en ello, serán ellos los que tengan la responsabilidad con sus estudios, su trabajo, su investigación de la realidad que vive su país y, llevar las riendas bien seguras de las reglas y de las leyes y defender y hacer defender una CONSTITUCIÓN reformándola en muchos aspectos y adecuarla al tiempo que vivimos, y a una DEMOCRACIA atacada constantemente por los que dicen defenderla.


No quisiera vivir un solo día, como aquellos en los que el pensamiento estaba secuestrado, sobre todo, en la mujer, para que no pensase y asumiera con conformidad lo que a las de mi generación nos toco vivir, en un régimen fascista e insolidario.


Y termino: “TODOS IGUALES ANTE LA LEY”.


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