EL DISCURSO

 

EL DISCURSO




El brillo de las luces de las candilejas cuando baja el telón, nos debe dejar ver, a pesar de la emoción, que la función continua, no se acaba cuando pone fin. Por mucho que brille el escenario, le recuerdo al protagonista del discurso que, los hechos son los que demostrarán la veracidad, o no, de ese discurso y no le creo capaz. No le auguro un buen presagio por quienes le avalaron para que fuese presidente del PP y que pesará en su devenir en el partido. Que no le deslumbren los focos del protagonismo, la obra no ha terminado y, su final no se conocerá hasta que pase no demasiado tiempo. Está atado señor Casado; atado, precisamente por aquellos que lo llevaron donde está y por los que gobiernan en Madrid, en Andalucía y en Murcia; ya le han enseñado esa patita con piel de cordero en la Comunidad Andaluza, no han tardado en demostrárselo, ¿que piensa que van a hacer los que les dieron la Comunidad de Madrid, ¿aplaudir su discurso?, ¿y los de la Comunidad Murciana?, usted sabe perfectamente que, aunque, realmente se creyera sus propias palabras, no le van a dejar.


La función que se ha representado ayer y hoy en la Asamblea del Poder Popular, ha resonado en el hemiciclo como una obra del teatro de Lope, o de algún otro literato cuyas obras ridiculizaban la sociedad de la época tratándola con poca benevolencia, sabiendo la intrascendencia de sus actos y sus palabras. Así, me han parecido a mi las sesiones, grandes discursos, lucimiento, no se le puede negar al señor Casado, coreado y aplaudido por los suyos con admiración, pero recordándome que, los grandes discursos, tienen que ir acompañados de hechos y, esos hechos, no los veo en alguien que del día a la noche cambia radicalmente de parecer y de discurso, la gente cambiante no me gusta, la política, creo debe ser una profesión seria, al menos, a mí me lo parece, aunque ha perdido ese carácter de seriedad por políticos que no están a la altura de la gente que les ha dado sus votos en las urnas y, piensan que son de su propiedad, que los han ganado en buena lid, un día en el Parlamento hacen un discurso brillante y al siguiente creen que, han ganado la partida.


Los focos les deslumbran, pero la función sigue, la gente sigue escuchando y preguntando quien dará el próximo discurso brillante, pero también, quién arreglará sus problemas, quién dotará de más medios a la sanidad: con más doctores, más doctoras, enfermeros, enfermeras, camas en hospitales públicos, porque los privados no colaboran, más dotación en educación, en investigación tan necesaria, ahora nos damos cuenta, porque la base más solida de un país es su educación, si hay educación lo demás viene por añadidura, no harían falta grandes fortunas, la gente sería más libre y más feliz; pero vamos de retroceso, como el cangrejo andando para atrás, ni siquiera esta pandemia nos une; este país, nuestro país tan solidario a veces con otros países, con otras gentes, no lo es con el mismo; ¿qué pasa, hemos perdido la empatía?, la gente muere, se queda sin trabajo, los sueldos los que los tienen, más precarios, familias que otra vez están todos parados conviviendo juntos en casa de los padres ayudando con sus cortas pensiones y con la espada de Damocles sobre sus cabezas. Por eso pienso que, por muy brillantes que suenen esos discursos, son discursos vacíos.


La extrema derecha dicen, que ha fracasado, que están solos, pero ahí están en Madrid, marcando a la comunidad y al ayuntamiento, y en Andalucía que por la pataleta de hoy no firmarán los presupuestos, y en Murcia ya veremos con lo que salen; bueno que la función sigue y a Casado le digo que disfrute de las candilejas que le han alumbrado hoy, pero le aconsejo como en mi escrito anterior: “Cuidado con el lobo con piel de cordero”. Oh, tendría que decir..., la loba...

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