EL MISTERIOSO NIÑO DE OJOS RASGADOS - CAPITULO XIX





EL MISTERIOSO NIÑO DE OJOS RASGADOS



CAPITULO XIX



Carlos, se encontraba en la parte oriental de Siberia en la península de Kamchatka perteneciente a la Federación Rusa muy cerca de la ciudad de Kamchatskiy, en una especie de guarnición militar que antiguamente había pertenecido a Japón, era su alojamiento y el de su equipo mientras cumplía con el trabajo que le había llevado allí, un lugar bajo tierra, una sima donde se hacían experimentos que no debían ser conocidos por ciertos gobiernos y sectores, a los que interesaría y mucho lo que allí se cocía,( nunca mejor dicho), pues grandes hornos de fundición aprovechaban la energía y el calor de la lava de uno de los muchos volcanes que hay en esas latitudes, para la fundición de materiales muy resistentes que haría posible que su proyecto de la cúpula transparente pudiera realizarse sin complicaciones en varias partes, para poder trasladarla con más facilidad y menos dificultad a la hora de su colocación.

Estaba contento porque su equipo de trabajo y él mismo, habían acertado con los materiales de ciertos metales en aleaciones experimentales con mezclas de plásticos altamente resistentes a los cambios de climas tan extremos como aquellos y a los terremotos que frecuentemente se originaban. Aquel mismo año, un reciente seísmo seguido de un sunami estuvo a punto de destruir toda la costa de la península de Kamchatka; también se estaba detectando el deshielo debido a la subida de la temperatura que, aunque allí era muy baja había subido unos cuantos grados, lo qué hizo que el grosor en la capa de hielo hubiera descendido en la costa de la península que baña el Mar de Bering y el estrecho del mismo nombre; el agua había sobrepasado sus límites con respecto a años anteriores en la parte que comunica con el Antártico.

Salió a caminar, se puso la ropa de abrigo que les proporcionaron y las raquetas apropiadas para andar por la nieve; sonrió interiormente pensando si María le viera de esa guisa no le reconocería, ni él mismo reconocía a los miembros de su equipo, parecían verdaderos mongoles o tártaros, en aquellos parajes interminables cubiertos de nieve donde los ojos no alcanzaban a ver el final de aquella blancura inmensa que a pesar de la protección de las gafas apropiadas su reflejo dañaba la vista.

La conversación con María le dejó preocupado, su visión de aquella nave con sarcófagos acristalados como le había contado con personas según ella muertas, era increíble, ¿es posible qué la nanotecnología fallase?, ¿qué se estuvieran haciendo otra clase de experimentos en humanos?, ¿o quizá eran robots esperando a ser activados?, son tan perfectos qué, en Japón, ya se estaban utilizando en presentadores de televisión con lo que eso tenía de exposición pública ante la gente que ve la televisión en su casa. Quería pensar que esa era la respuesta; su novia estaba confusa en aquellos momentos especialmente delicados con la operación de su madre y el resultado esperado y perdida emocionalmente en aquel país extraño y lejano de su Málaga de la que nunca hasta ahora había salido y por una causa justificada a la que se aferraba, la curación de la persona a la que tanto quería.

Se había alejado demasiado del complejo de apartamentos donde estaban alojados y decidió volver; recordó a Sirio, cuánto daría por poder abrazarle, e instintivamente se quitó el guante, metió la mano en el bolsillo y rozó la bola de cristal unos momentos, sintió entonces un calor en su mano difícil de comprender con aquellas temperaturas y la sacó de su bolsillo. Aquella canica azul se había convertido en transparente y lo que vieron sus ojos, increíblemente, era la imagen sonriente de Sirio, parpadeó varias veces repitiendo interiormente qué lo que veía no era real, pero una risa y una voz le hicieron reaccionar y preguntó: - ¿Sirio, eres tú?. - Claro que soy yo, te dije que cuando pensaras en mí aunque la distancia que nos separase fuera grande podrías verme. - ¿Pero no puede ser? debo de estar soñando, no es solo la distancia, es imposible según las leyes de la naturaleza, no puedo verte y hablar contigo si no estás aquí. - Según las leyes de la naturaleza de vuestro planeta, pero no, de las del mio, ¿me crees ahora cuándo te decía qué venía de mi estrella? abre tú mente, igual que abriste tú corazón para quererme, la energía también la trasmiten los sentimientos si son profundos y verdaderos, sé qué estás sufriendo por María, si quieres puedes verla igual que ves mi imagen, lo que no puedo hacer es qué hables con ella, precisaríamos que tuviera en su poder otra canica como esta, la energía se transmite por su color azulado, pero mira y desea verla y verás lo que hace en estos momentos.

Carlos miró la bola de cristal de la que había desaparecido la imagen de Sirio y pensó que eran imaginaciones suyas que estaba obsesionado con él, pero volvió a la realidad cuándo vio la imagen de María que en esos momentos estaba en su habitación y descansaba en la cama; parecía dormida. Aquello no podía ser un sueño, (recordó el cuento de la Bella Durmiente). Estaba realmente hermosa y deseó besarla; cómo si sus pensamientos la hubieran despertado, abrió los ojos, y él no pudo evitar que sus labios rozaran el cristal y en el rostro de María apareció una sonrisa, ¿habría sentido su beso?. Era imposible, ¿pero entonces, porqué sonreía?. La imagen desapareció y nuevamente la risa de Sirio y su visión le sacaron de su ensimismamiento y volvió a ver la cara de aquel niño de ojos rasgados que le estaba demostrando que
 realmente venía de las estrellas. - Es increíble, he visto a María como me has dicho, ¿qué está pasando?, lo estoy viendo y no lo creo. - Eres un incrédulo, te mostraré más cosas ahora qué por fin estás despertando de tus dudas y ves lo que realmente nos une. Dejarás de verme en estos momentos hasta que me necesites de nuevo. -

La canica volvió a su color azul y Carlos la metió de nuevo en su bolsillo sin creerse lo que habían visto sus ojos; pero la imagen de María y la de Sirio habían sido tan real, que su corazón saltaba de alegría al comprender qué, el Cosmos, era lo suficientemente grande y misterioso, para qué cupieran en él, esas, y otras realidades.




-------------------------------------------------




Georges, había recibido una llamada de su jefe para que se personara en la Gendarmería a la mayor brevedad posible, debían contrastar sus informes con los que ellos disponían de todos los agentes, qué cómo él, investigaban en otras ciudades de Europa, y los que les mandaban los Servicios Secretos de Estados Unidos.

Llamó a Roberto, quería le informara de todo lo descubierto durante esos días que no estuvieron en contacto, sabía, estaba investigando todo lo relacionado con la operación de la madre de María en aquella isla del Japón, y esperaba a la investigación de los Servicios Secretos con los datos recopilados de la organización OSEIA respecto de la Convención de Marsella que les habría dado pistas suficientes para con sus investigaciones y unidos a los informes de la Guardia Civil, llevar a su jefe importantes documentos, además de la conexión que existía entre David y la citada organización en los experimentos que se realizaban en enfermos graves, así como en adopciones de niños sin referencias de sus lugares de origen.

Cuando llegó al hotel y contó a Franchesca la llamada de su jefe diciéndole, tendría que marchar a París unos días, ella le miró pensativa, - "sabes querido, me voy contigo", me apetece un viaje, yo también tengo que dar importantes informes a mi jefe sobre el niño de ojos rasgados. Cuándo en el periódico escriban su historia se agotará en los quioscos; además, hace mucho que no damos un paseo por el Sena a la luz de la luna y lo hecho de menos. Se acercó a Georges, rodeó su cuello en un abrazo mirándole intensamente a los ojos, él esbozó una sonrisa diciéndola muy quedo. - Siempre tienes razón querida, - "ella fue a decir algo, pero unos labios apasionados sellaron su boca con un largo beso".



----------------------------------------------------------




Georges, quedó con Roberto en el Cuartel de la Guardia Civil para informarles de la orden de su jefe de marchar a París con toda la recopilación de sus investigaciones hasta el momento y las que esperaba para poder demostrar si era cierta la curación de la madre de María.

Franchesca por su parte, se dirigió a la playa para despedirse de Raúl, su familia y la de Carmen, les dijo: -  tenía que ausentarse unos días, sus jefes del periódico querían  les llevase la historia de Sirio, de la que ya se habían publicado algunos capítulos y la gente estaba realmente interesada. Preguntó a Raúl, - si habían tenido alguna noticia de María. - Le contó recibió un mensaje diciéndole que estaba muy contenta, su madre la reconocía y si seguían así las cosas, regresarían pronto. - Se despidieron con un abrazo. - Si sabes cuándo regresan házmelo saber, tendremos que prepararles un gran recibimiento. - No te preocupes Franchesca eso está hecho.

Carmen la acompaño hasta la parada del autobús y la conversación se centró en la extraña operación realizada a la madre de María y por lo qué decía en su mensaje con muy buenos resultados. A las dos les parecía emocionante y como buenas periodistas se preguntaban, si estos avances de la tecnología y la nanorobótica, podrían implantarse ya en seres humanos y qué controles se estarían aplicando para no cometer errores difíciles de subsanar en un mundo tan globalizado donde por encima de todo prima el dinero. Las dos se dijeron, - esperarían las explicaciones de María y Carlos sobre este milagro, - tenían qué verlo para creerlo. Rompieron a reír llamándose incrédulas y se despidieron con un beso en ambas mejillas.




-----------------------------------------------------




Llegaron a París a primera hora de la tarde, las nubes amenazantes cubrían el cielo y un viento frío acariciaba la piel helando la sonrisa. Qué diferencia con la sensación cálida y luminosa de la Málaga que acababan de dejar; estaban en su ciudad aquella, de la que salieron hacía ya semanas obligados por sus trabajos y aunque se sentían en casa, su criterio había cambiado después de conocer a personas cuyas vidas se entrelazaron con las suyas, fluyendo unos sentimientos difíciles de comprender en un periodo tan corto de trato y amistad.

Franchesca y Georges se miraron y comprendieron en un momento lo qué ambos pensaban; una sonrisa surgió en sus labios y unas palabras al unísono: - “qué diferencia de clima, ¿verdad?”; - los dos rompieron a reír y por fin Franchesca recordó. - Estamos en casa Georgi. - Él, metió la llave en la cerradura del apartamento, pasaron el equipaje y Georges cerró la puerta con el pie y cogiendo a Franchesca por la cintura se fundieron en un prolongado y apasionado beso.

A la mañana siguiente y antes de separarse para ir a sus lugares de trabajo, dieron su paseo acostumbrado por el Sena en aquél recorrido que sabían de memoria, pero qué, había unido sus vidas mucho antes quizá, que ellos mismos supieran.

La gendarmería estaba en el centro de París por lo que Georges hizo el recorrido a pie, portando un maletín con el imprescindible ordenador y los documentos que le proporcionó la Guardia Civíl. Cuando entró en el departamento, al decir. - "Buenos días a todos". - Sus compañeros y compañeras reconocieron su voz, volvieron inmediatamente la cabeza y se levantaron a saludarle, interesándose por cómo le había ido en España. Las preguntas empezaron a surgir y el murmullo llegó a la oficina del jefe, se levantó bruscamente y cómo solía hacer, se paró en el arco de la puerta sin decir palabra,  todos conocían lo qué esto significaba, volvieron rápidamente a su puesto de trabajo y Georges con una sonrisa les dijo: - ya os contaré. - Pasó al despacho y saludó a su jefe con un apretón de manos. - ¿Qué tal por aquí Pol, el trabajo de siempre?. - Ya conoces esta zona, cada vez más problemas con la seguridad de los turistas, especialmente los robos, la gente no tiene trabajo y se dedican a extorsionar a los que llegan de otros países sin conocer el idioma, con toda clase de ardides, algunos muy ocurrentes. - Bueno, vamos a lo que nos interesa, ¿traes documentos nuevos, además de los qué mandaste?. - Por supuesto jefe, don Adolfo el comandante de puesto de la Guardia Civil del qué le hablé, está interesado en descubrir lo que realmente está pasando allí en Málaga, es el responsable de aquella zona y le preocupa mucho los emigrantes que llegan en las pateras, sobre todo los menores, al principio estaba contento con la actuación de los Servicios Sociales en la búsqueda de casas de acogida, pues era un problema menos del qué se tenía que ocupar, pero ahora, por todo lo que estamos descubriendo de esa asociación OSEIA, le preocupa cómo a nosotros lo qué puede haber detrás. Todo está relacionado con lo que ya sabe de la Convención que hubo en Marsella, ya le conté los vídeos qué había visto, y que don Adolfo me ha conseguido, los traigo conmigo, cuándo quiera los vemos, pero le adelanto qué, por medio de una amiga con la que por circunstancias hice amistad y cuya madre ha sido operada en una isla de Japón de la enfermedad de alzhéimer por los médicos japoneses que estuvieron en esa Convención con muy buenos resultados según mis noticias, ha recobrado la memoria y reconocido a su hija. - ¿Las has visto?, - no jefe, no han regresado de Japón, lo sé, por un mensaje qué mandó a una amiga y le decía qué en breve regresarían, que estaba muy contenta. - ¿Pero es una enfermedad de la qué se sabe muy poco, y hasta lo qué yo sé no tiene cura?. - Pues según mis informaciones estos médicos la han descubierto y cuándo vea los vídeos comprenderá. - ¿Puedes pasarte esta tarde y cuándo acabe la jornada los vemos tranquilamente? . - Como quiera Pol, además le quiero hablar de un tema muy importante para mí. - Bien Georges, déjame todo los documentos a ver si puedo echarles una mirada después de comer, ahora déjame solo, y no alborotéis demasiado, te coserán a preguntas. - Lo sé jefe, lo sé, y se morirán de envidia cuando les cuente.

Por la tarde Georges se reunió con su jefe como habían quedado, vieron los vídeos y Pol no podía creer lo que vieron sus ojos. -  Tenías razón, es increíble, espero tus noticias sobre la operación de la madre de tú amiga, y si puedes aportar pruebas mejor, así demostraríamos los experimentos que se están realizando. -  Concuerda con la investigación del agente y criminólogo Edgar, perteneciente a INTERPOL qué junto con el juez de justicia del Reino Unido y la agente española del CNI, Olivia Sanz y miembros del FBI han remitido a la Agencia aquí en París.

Según sus informaciones OSEIA en una de las islas más alejadas de Japón, están construyendo una ciudad futurista, un proyecto de ingeniería y seguridad en el qué creo interviene un español, dicen qué es un lumbreras en electrónica e informática, y él y su equipo, están en Siberia llevando a cabo algún proyecto de techo de cristal, para aislar la ciudad de terremotos y posibles ataques terroristas, o de extraterrestres, al menos, eso nos ha trasmitido el FBI.

- Precisamente conozco a esa persona, se llama Carlos, es el marido de María y és a su madre a la qué se ha realizado la operación. Sabía que él iba a realizar un trabajo allí y ahora comprendo que seguramente han aprovechado esa cuestión para realizar la operación de Alzhéimer a esta mujer.

- ¿És la misma persona qué encontró al misterioso niño?. - El mismo jefe. - Todo tiene relación con esta asociación y pretenden que esta ciudad sea un ejemplo a seguir por gobiernos interesados que seguramente estarán en el proyecto, además de grandes empresarios cuya financiación busca su seguridad, en una isla que no conocemos, pero que ya cuenta con grandes medidas en infraestructuras.

- Georges, debes partir mañana mismo para España, quiero estés allí cuando vuelvan de Japón sin perder detalle de lo qué cuenten, si son tus amigos no desconfiarán de tus preguntas y veras si la recuperación de esta mujer es real. - De acuerdo jefe, pero quiero confesarle algo qué me está atormentando desde que me marché. - Bien suéltalo de una vez. - ¿Recuerda qué le puse pegas?, - ¿qué no quería irme en ese momento?. - Le había pedido a Franchesca que viviéramos juntos y no podía separarme de ella ¿lo recuerda?. - Si lo recuerdo, y yo te dije que eras mi mejor hombre y estaba decidido. - Pues no le conté qué al llegar a casa y decirle que me mandaban a España a cumplir una misión, lejos de enfadarse, pidió a su jefe cubrir la noticia de los emigrantes que llegaban en pateras en esa parte del Mediterráneo y consiguió la exclusiva, sin ningún problema; no conoce su inteligencia y perspicacia para lograr lo que se propone, es una de las razones por las que estoy enamorado de ella, entre otras muchas, pero con esa resolución suya y haciendo su labor periodística, me ha ayudado mucho en mi investigación sin levantar sospechas, gracias a las entrevistas que realizó a las personas que conocían al niño de ojos rasgados como se le conoce allí en Málaga. - Siento esta pequeña mentira, - espero me perdone, quería decírselo personalmente. -

- Perdonado, comprendo que no quisieras separarte de ella es una mujer muy inteligente, leo todos sus artículos y demuestra qué nunca se da por vencida hasta que descubre la verdad, y narra de tal manera la historia que tiene al lector entregado hasta el final del artículo. - Gracias jefe, también ella se sentía mal por habérselo ocultado, se alegrará cuando se lo diga y también del regreso a Málaga, así qué, hasta la vuelta, en cuánto tenga noticias, se las mandaré.



-------------------------------------------------------



Carlos y su equipo regresaron a la isla, el trabajo de la cúpula estaba terminado y con garantías sobradas de su resistencia y seguridad por todas las pruebas a las que fue sometida: la diferencia de grandes temperaturas, los terremotos de aquellos territorios, explosiones nucleares, ataques terroristas, o posible invasión extraterrestre, naturalmente en el marco de la investigación. El transporte se haría en un buque carguero por las heladas aguas hasta su lugar de colocación y anclaje.

Estaba deseando ver a María tenía que contarle tantas cosas que no podía esperar, la llamó al móvil, estaba en el hospital y rápidamente marchó hacia allí. Se fundieron en un largo abrazo y cuando se acercó a besar a su madre esta le miró largamente. - Mamá - ¿te acuerdas de Carlos?. - Sí, dijo secamente. - Cuanto me alegro de verla tan recuperada, ha sido un milagro, pero su hija y yo siempre tuvimos la esperanza de qué así sería. - Muchas gracias. - Miró a María y esta sonrío, pero tuvo la sensación por esa sonrisa qué adivinaba forzada, de qué algo, no iba bien.

Estaba deseando estar a solas con ella, pero comprendía que en esos momentos sería muy difícil querría estar todo el tiempo posible con su madre, él lo entendía, sin embargo, le extrañó la seriedad con la qué le había recibido, aún con su enfermedad, cuándo tenía esos momentos de lucidez, siempre era muy cariñosa con él y percibió, qué tampoco parecía serlo con su hija.

Cuando terminó la hora de visitas y se despidieron de ella, pasearon por el parque y pudieron por fin besarse con pasión entre los árboles, mudos testigos de sus demostraciones de amor por la separación de tantos días en los que Carlos tuvo que marchar, para llevar a cabo la parte más importante de su proyecto, esa cúpula que cubriría la ciudad en aquella isla tan alejada de la civilización en aguas del Antártico.

Durante algunos días su trabajo y el de su equipo continuo hasta que el acoplamiento fue perfecto y los problemas que al principio surgieron se solucionaron, ahora quedaba que las técnicas en seguridad, con la tecnología que él había creado y con los micro ordenadores en las zonas más sensibles de las estructuras de toda la isla, funcionaran correctamente y su jefe diera el visto bueno, para regresar a la Málaga que tanto echaba de menos.

La madre de María estaba bastante recuperada y los médicos le dieron el alta con la recomendación de mucha tranquilidad, hasta que su cerebro fuese reconociendo al nanorobot como propio, y sus ordenes asimiladas por las neuronas y terminaciones nerviosas del cerebelo; le podían producir dolores de cabeza y los profesionales médicos le recetaron un tipo de calmantes especiales para esos síntomas, además de pedirles que si eso ocurría se pusieran inmediatamente en contacto con ellos.

Carlos, no quería irse de aquel lugar sin comprobar lo que María le había contado sobre aquella sala el día que se despistó, y lo qué allí vio, o creyó ver. Cuando terminaron la visita esa tarde en vez de salir por donde siempre, cogieron el pasillo del fondo que María recordaba; la luz era más tenue de lo normal y en uno de los indicadores ponía “prohibida la entrada”, naturalmente no hicieron caso del cartel y siguieron por el pasillo donde al final se veía una puerta de cristal que al acercarse se abrió permitiéndoles el paso; el interior estaba completamente a oscuras tuvieron que esperar unos minutos para acostumbrarse a la penumbra en la que estaba sumida la sala, solo entonces y aun con dificultad, según andaron unos pasos, se encontraron con esas urnas tipo sarcófagos con la tapa de cristal y en su interior los cuerpos al parecer sin vida, sedados, o dormidos. Desde donde estaban no podían ver el final, pero si lo suficiente para darse cuenta que allí había seguramente más de cincuenta cuerpos de mujeres y hombres; se podían contar desde la última fila cinco urnas con un espacio entre ellas de unos dos metros, aunque la profundidad no se podía calcular, habría al menos una diez filas.

María, estaba muerta de miedo y tiraba de la manga de la chaqueta de Carlos, este quería seguir para comprobar hasta donde llegaba la sala pero era tanto el miedo de ella y los tirones qué le daba, que por fin la hizo caso y salieron con la precaución de no hacer ruido. La puerta se cerró tras ellos y volvieron sobre sus pasos, hasta que por fin salieron a la entrada de ascensores.

En la entrada principal se encontraron con don Doroteo; al verles, sonriente, felicitó a María por la recuperación de su madre, - "ella le dio las gracias", - pero notó la cara de susto que tenía y la preguntó si todo estaba bien. Sonrío disimulando su terror diciéndole: - que solo estaba cansada. -

- Comprendo, han debido ser unos días muy difíciles para ti, pero estarás contenta todo ha salido como esperábamos, los doctores Assimoto y Simussi son unos verdaderos genios, la humanidad les tendrá que estar muy agradecida ¿no lo creéis así?. - Desde luego dijo Carlos. - Y estuvo tentado de contarle lo que habían visto, pero María pareció adivinar su pensamiento y le tiró nuevamente de la manga y le hizo callar.

Les advirtió que estuvieran preparados, él ya había terminado lo que le llevó allí, - tú proyecto ya está en marcha y tú madre según me han comunicado los doctores ya puede viajar; así que aprovecharemos nuevamente el avión para regresar a Madrid y vosotros desde allí haréis el viaje a Málaga por vuestra cuenta; os llamaré cuándo decida el día y la hora. - De acuerdo don Doroteo y le estaremos eternamente agradecidos por lo que ha hecho por nosotros. - Ya te dije Carlos, qué no hay ninguna deuda, ahora trabajas para mí, y además me gustan los resultados, se estrecharon la mano sin ningún otro comentario.

Carlos estaba deseando regresar a Málaga, la operación había sido un éxito y todos estaban esperándoles con emoción. Estaba seguro que los amigos y familiares estarían allí, era un caso inédito y aunque solo fuese por la noticia, la playa se llenaría de gente.

Carlos imaginaba qué también estarían los niños, Adrián, Daniel y Sirio, estaba deseando verles, aunque a Sirio ya le había visto en aquella canica azul; era algo qué nadie podría creer, ciencia ficción.



------------------------------------------------------------


 

Georges y Franchesca ya estaban en Málaga y cómo había prometido a su jefe, deseando contactar con Raúl y Carmen por lo que les podrían contar con la excusa de la fiesta. Creo qué debes ser tú la que llames a Carmen y como cosa tuya se lo propongas así no levantaremos sospechas. - Tienes razón Gorgi ahora mismo la llamo. -

Marcó el teléfono, al otro lado de la línea una voz contestó. - Diga. - Hola Carmen soy Franchesca. - ¿Ya habéis regresado?. - Si, he pensado qué podíamos vernos, quiero comentar algunas cosas contigo, pero mejor personalmente - ¿Estás muy ocupada?. - Ahora estoy en el periódico preparando el artículo sobre el Alzheimer y la recuperación de la persona que ha sido sometida a esa revolucionaria operación, omitiendo naturalmente el nombre, no creo que quieran salir en la prensa, ni que estén en condiciones de responder preguntas. - Muy bien pensado Carmen, María es una buena amiga y lo debe haber pasado muy mal. - ¿Entonces quedamos? . - A partir de las seis de la tarde qué ya sabes es mi hora de salida, cuándo quieras. - ¿Nos vemos en el quiosco de Raúl?. - De acuerdo en una hora estoy allí. ¿Vendrá Georges?. - Ya sabes somos inseparables, todavía estamos de luna de miel. - Que suerte tienes con ese hombre a tú lado, me dais verdadera envidia María y tú. - No te hagas la tonta, ¿a cuántos hombres has rechazado?. - Risas. - Algunos, algunos, pero ninguno tan guapo como Carlos y Georges. - Entonces no te quejes, ¿o es qué estás esperando al príncipe azul?. - (otra vez risas). - Algo así. - Pues ten paciencia que llegará y espero me invites a la boda. - Desde luego, eso está hecho y de luna de miel a París, al contrario que vosotros, “mira qué veniros a Málaga.” - Algún día te contaré porqué.


Comentarios

Entradas más leídas

EL METAVERSO VIRTUAL

LA AVISPITA REINA