AMANECERES ROJOS - POESÍA -



AMANECERES ROJOS


Sola con mi soledad,
sola con su recuerdo,
con el corazón roto,
nunca más volvería a amar,
no encontraré a alguien como él,
y me encerré en mi mundo interior.

Paseaba por la playa,
cuando el Sol acababa de salir,
en aquellos amaneceres rojos,
que calmaban mi espíritu,
y adormecían mi alma;
nadie más caminando,
al menos yo, no lo veía.
 
Hasta que un día alguien, dijo: “hola”,
hola contesté y nos cruzamos,
sin volver la mirada.

Al amanecer siguiente, otro “hola",
y así, muchos amaneceres más,
y muchos más “hola”.
 
Ya no podía pasar sin esos amaneceres,
ni, sin esos “hola”;
me volví y descubrí sus ojos mirándome,
ambos nos paramos, nos miramos,
y sin saber por qué,
sin saber cómo,
nuestras manos se entrelazaron.

En los demás amaneceres,
no hacía falta “hola”
sólo la mirada de nuestros ojos,
el contacto de nuestras manos,
y pensé, ya, no estaré sola.
 
Nuevamente, volvía el amor a mi vida,
lo encontré, aquella mañana en la playa,
y ya no buscaba más que su boca,
la mirada de sus ojos,
el contacto de sus manos,
en aquellos:
“amaneceres rojos”.



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