Novela serializada: CORRUPCIÓN CRIMINAL (Cap.16)

CORRUPCIÓN  CRIMINAL 



CAPITULO  XVI



El coche en el que iba la familia de Francis Rok: Elena, Claudia y Oscar, bajaba por la carretera que circundaba la bahía y contemplaban quizá por última vez en muchos meses, la arboleda que bordeaba las dos orillas de esa carretera por la que habían circulado tantas veces y que ahora era una despedida; marchaban a otro país, huyendo de las amenazas a sus vidas, sin creer todavía que tanta maldad existiera. -

No querían que su marido y su padre tuviera que renunciar a destapar tanto fango y por eso se marchaban, Francis se lo había pedido para poder estar tranquilo y desarrollar el trabajo al que se había comprometido. -

Donde iban estarían seguros, Frank, ya se había ocupado de ello, se había encargado de buscarles un lugar y una casa confortable hasta que todo terminara y pudieran regresar. -

Iban a entrar en el puente metálico que cruzaba la bahía, un puente estrecho construido hacía años; cuando estaban por la mitad, la parte más estrecha, un poco inclinada hacia la derecha, vieron con asombro, que un coche venía en sentido contrario a toda velocidad, a Elena no le quedaba otra solución que pegarse a la derecha para evitar la colisión, el coche patinó, ella quiso controlar y pisó el freno, pero la sacudida, los lanzo al vacío y el coche se precipitó al agua y se hundió en la bahía; nadie se percató del accidente, no había testigos, solo el coche que marchó a toda velocidad, el mismo coche BMW de color verde, que esta vez, lo había conseguido; desaparecieron en las aguas profundas.

El coche verde siguió su camino, como mudo testigo de su crimen.

Cuando Francis despidió a su familia, marchó para el despacho, hacía días que no aparecía por allí y seguramente la correspondencia se habría acumulado; desde la muerte de su querida Marga, le costaba mucho trabajo pasarse, pero tenía que esforzarse en seguir una cierta rutina que paliara en parte su dolor, la vida continua se dijo, y en cuanto a la Comisión que ya estaba llegando a su final terminara, volvería a hacerse cargo de los negocios, pensó que tendría que buscar una secretaria, necesitaría una persona que le ayudara; de pronto cayó en la cuenta que no tendría que ser forzosamente una secretaria, podría contratar un estudiante como secretario; si, sería más fácil para él, guardaría así su recuerdo en su corazón y su secreto en su memoria.

Cuando estaba revisando la correspondencia, sonó el móvil, era Rafael diciendo que su familia no se había presentado en el aeropuerto, que le extrañaba, llevaba esperándoles más de una hora. -

No puede ser Rafael, salieron esta mañana en el coche de Elena, yo les despedí y me vine al despacho, tendrían que estar allí, no se que ha podido pasar, pero me dejas muy preocupado; cuelga voy a llamar a Alex a ver si él hubiera hablado con Claudia, ahora te llamo. -

Con mano temblorosa, preso de un presentimiento, marcó el móvil de Alex, al ver de quien era la llamada, contestó enseguida. - Hola señor Rok. -

Oye Alex, ¿has hablado con Claudia?. -

No, quedamos que me llamaría cuando estuvieran ya en el avión sobrevolando el mar, ¿pasa algo?.

Me acaba de llamar Rafael, dice que no han llegado al aeropuerto y no es posible, salieron en el coche a primera hora de la mañana, incluso un poco antes que yo; estoy en mi despacho y muy preocupado, creo que debes venir y nos informamos de que les ha podido ocurrir, llamaré a casa por si hubieran olvidado algo. -

De acuerdo, yo haré lo mismo, voy a marcar a Claudia, le llamo si me contesta, voy para allá, no se preocupe no será nada; pero él, tampoco quedó tranquilo. -

Francis llamó a Elena pero su móvil no sonó, probó con Claudia y con Oscar y tampoco oyó ningún sonido, su preocupación iba en aumento, llamó a Rafael para decirle que no localizaba a su familia, que algo les había sucedido. -

Marcó el teléfono de Alfonso para contarle lo que pasaba. - Dime Francis. - Algo les ha pasado a mi familia, me ha llamado Rafael diciéndome que no han llegado al aeropuerto, yo les despedí y me vine al despacho, es imposible que no estén allí, salieron incluso un poco antes que yo, ¿tú no sabrás nada de ellos?. - No, sabes que cuando nos despedimos, quedaron en llamarme desde Boston, no te preocupes se les habrá olvidado algo, ¿has llamado a casa?. - Es lo primero que he hecho, pero no han contestado y sus móviles no emiten ningún sonido, es muy preocupante; he llamado a Alex por si él hubiera hablado con Claudia, pero tampoco sabe nada, viene hacia aquí, haz tú lo mismo y pensaremos que hacer. - De acuerdo, tranquilizate. -

Francis iba de un lado a otro del despacho como un león enjaulado. Alex había llegado tan rápido, a tal velocidad con el coche, que a punto estuvo de tener un accidente. Señor Rok, ¿ha logrado comunicar con ellas?. - No Alex, sus teléfonos no funcionan, no se oye ningún sonido, esto no me gusta. - A mí me ocurre lo mismo, ¿qué hacemos?. - He llamado a Alfonso, seguro que no tardará; cuando llegue, vamos a hacer nosotros el recorrido desde la casa hasta el aeropuerto, haber si hay alguna señal de lo que ha podido ocurrir, cojamos los coches y hagamos el trayecto en las dos direcciones. -

Cuando iban a salir del despacho llamaron a la puerta, era el inspector jefe de la policía del puerto don Hipolito; Francis no pudo articular palabra, por el semblante del inspector comprendió que lo que iba a decirle era grave; se dirigió a él: - señor Rok, tengo que darle malas noticias, el coche en el que viajaba su familia, se precipitó incomprensiblemente desde el puente, a las aguas de la bahía; están tratando de sacarlo, pero me temo, no haya supervivientes, tiene usted que ser fuerte. -

Francis tuvo que sujetarse poniendo las manos sobre la mesa para no caer al oír la noticia; se derrumbó en la silla y tapándose la cara con las manos, rompió a llorar. En los rostros de Alex y Alfonso, se adivinaba también el dolor que sentían por el mazazo de la triste noticia; siguió un silencio largo, profundo, como si en ese momento, todos los que estaban en esa habitación hubieran descendido a los abismos.

Por fin don Hipolito, al que también la situación le angustiaba por la tragedia de esa familia, se decidió a hablar y con profundo respeto, les dijo, que ponía a su disposición los coches de la policía por si querían personarse en el lugar. -

Francis se levantó de un salto, como si un resorte le lanzara de la silla y se acercó al inspector hecho una furia. -

Usted tiene la culpa de todo, le dije que mi familia estaba en peligro y no me hizo caso, le di pruebas suficientes, todo apuntaba a que así era y ya lo han conseguido, se han vengado en mi familia; primero mi padre Manuel, luego Philipe, casi lo consiguen con Frank, después mi secretaria Marga y ahora mi mujer y mis queridos hijos; “dios”- ¿por qué si era yo el que les estorbaba no fueron a por mi?. - ¿Qué voy a hacer ahora sin ellos?. - Y de nuevo se derrumbó. -

Alfonso se levantó y con gran esfuerzo se acercó, le cogió por los hombros y le dijo: - vamos Francis, tenemos que ir, es duro, pero hay que hacerlo. -

Alex se acercó, entre los dos le ayudaron a levantarse y a duras penas, salieron del despacho. -

Los compañeros de planta que se habían enterado de la noticia comentaban en el pasillo, pero guardaron silencio cuando pasaron por su lado; Luisa, la amiga de Marga, no podía contener las lágrimas, sabía que Francis Rok había sufrido mucho por el crimen de su amiga, incluso pensó que albergaba por Marga un sentimiento más allá de la amistad, no era posible que un jefe, llorase con esa desesperación su muerte, quizá había algo más, algo que ella sabía con certeza que Marga si sentía por él, ese pensamiento le recordó su trágica y dolorosa muerte y de nuevo sus ojos se llenaron de lágrimas. -

Cuando la comitiva de la policía llegó al puente, ya habían recuperado el coche, por desgracia con la familia dentro; les habían depositado en unas blancas camillas y tapado sus cuerpos con fundas de papel plateado.

Los tres hombres se acercaron, cuando vieron sus rostros, no pudieron contener la emoción y se fundieron en un abrazo; todo lo que habían amado, la esposa, la amiga, la novia, la hija de ambos y el hijo, el orgullo de Francis, habían desaparecido de sus vidas y se dejó arrastrar por sus dos amigos, como marioneta sin cerebro, anulado por el dolor.

Toda la prensa se hizo eco de la noticia del accidente, nuevamente así lo llamaron; los técnicos dijeron que ese puente era peligroso, que llevaba muchos años construido y que el desnivel que había hacía la derecha, si el coche llevaba velocidad, al querer reducirla pudo lanzarlos fuera del puente.




-o-




Los dos hombres como siempre decidieron verse en un importante restaurante de la isla, no se reservaba mesa, a no ser, que fuera una persona conocida políticamente, o famosa, como había muchas viviendo en la colina de la bahía.

García llegó primero y se sentó en la mesa que había reservado; casi un cuarto de hora más tarde, apareció finalmente Martínez visiblemente nervioso; - está hecho, todo ha salido según lo previsto. -

¿Nadie ha visto lo sucedido?, ¿algún coche que pasara en esos momentos?. -

No, nadie señor García, ha habido mucha suerte, ningún coche circulaba por el puente, puede que todavía no lo hayan descubierto -

¿Estás seguro Martínez?. -

Si jefe, nadie nos vio y ellos ya no pueden hablar. -

Espero que tengas razón; la persona que te acompañó, ¿no hablará?. -

No puede, mi amigo Fernando, ya no está en este mundo. -

Mejor, ahora eres tu, el que debe desaparecer. -

Ya tengo los pasajes para bien lejos, no nos volveremos a ver, en cuanto me entregue el dinero. -

Un revuelo en el restaurante les hizo prestar atención; llamaron al camarero y este les dijo, que había ocurrido una desgracia, toda una familia, se había precipitado desde el puente a las profundas aguas de la bahía, no había supervivientes. -

García sacó la chequera de su bolsillo, extendió un cheque al portador por quinientos mil euros y se lo entregó, esto es lo que faltaba, márchese cuanto antes y haga desaparecer el coche. -

Está hecho jefe, adios. -

Salió del restaurante, cogió el coche aparcado en el parquing y partió a toda velocidad hacia el desguace que el día anterior había visitado para vender el coche por chatarra y quedar con el dueño para que lo hiciera desaparecer; cuando llegó a la hora convenida con el chatarrero, abrió la puerta y antes de que pudiera bajar, un hombre se le acercó y sin decir palabra, disparó todo el cargador de su pistola; Martínez, como un muñeco de trapo, lleno de sangre y agujeros, yacía en el asiento delantero del coche; su asesino, cogió el maletín que reposaba en el del copiloto, hizo una seña al hombre que manejaba la cinta transbordadora y la máquina cargó el BMW verde, con el cuerpo sin vida de su conductor, camino de la trituradora.

Ahora el exenador García estaba tranquilo, todas las pruebas contra él, habían desaparecido, si le investigaban nada encontrarían, por fin se había vengado, todo lo que Manuel Rok amaba, se lo quitó: su mujer murió en otro “accidente”, sus empresas, sus amigos y ahora la familia de su hijo Francis Rok; el seguía vivo, pero sabía que también era su final, no lo superaría, aunque pudiera demostrar la corrupción, el desvío de fondos públicos, la venta ilegal de armas, todo lo que hubiera descubierto, a él, no le afectaría, habían pasado muchos años de su paso por la política y su dinero y sus propiedades estaban aseguradas en otros países, y él desaparecería, donde nadie le encontrara; ya había conseguido lo que hacía tantos años, se había jurado.







Comentarios

Entradas más leídas

CUENTO - EL JARRÓN CHINO

BEATRICHE