Novela serializada: CORRUPCIÓN CRIMINAL (Cap.12)
CORRUPCIÓN CRIMINAL
CAPÍTULO XII
Cuando
Francis llegó a su despacho a la mañana siguiente, allí estaba
Marga, tan madrugadora, tan cumplidora y tan encantadora como
siempre, pero a él, le pareció más bella y con una luz distinta en
sus ojos, tuvo que esforzarse en disimular y actuar normalmente; ella
preguntó cuales eran los temas que tratarían ese día. - Quiero
que prepares la reunión para el miércoles, o el jueves, de la semana
próxima, ve poniéndote en contacto con todos, te llevará tiempo.
Yo
prepararé los temas que quiero poner sobre la mesa, los más
urgentes y de más calado; los imputados de las comunidades y de los
ayuntamientos, las comisiones que han recibido y los contratos que
han concedido por esas prebendas. -
Buscame
el teléfono del juez Ernesto Sanz, quiero hablar con él. - Marga se
lo dio y le preguntó si lo marcaba. - No, ya lo hago yo, y añadió
mirándola, gracias.
Señor
juez, soy Francis Rok, ¿se acuerda de mi?, hablamos en el funeral de
Philipe. -
Si
claro señor Rok, ¿como está?. -
Bien
gracias. Verá señor Sanz le llamo porque la semana próxima vamos a tener una
reunión que creo será importante, al menos eso espero, sobre los
casos más conocidos algunos como ya sabe se están celebrando los
juicios, creo que de esta reunión saldrán pruebas contundentes que le
interesarán a la justicia y como usted me dijo que en lo que
pudiera me ayudaría, si le parece bien le tendré informado. -
Señor
Rok, tiene usted nervioso a todo el mundo, yo andaría con mucho
cuidado, hay personajes importantes a los que no les interesaría que todo
esto saliera en los periódicos y podrían vengarse. -
Lo
se, señor juez, por eso voy a mandar a mi familia lejos de aquí,
para que estén a salvo y así dedicarme por entero a destapar el
asunto. -
Muchas
gracias por escucharme don Ernesto, hablaremos en unos días. -
De
acuerdo Francis, cuente conmigo, un saludo. -
Señor
Rok: me he puesto en contacto con todos los asistentes a la reunión;
a todos les viene bien el jueves, hemos quedado a las cinco de la
tarde. -
Gracias
Marga, creo que podemos dar la jornada por finalizada, está todo
preparado para la reunión, al menos por nuestra parte; así que
termina lo que estás haciendo y nos tomamos un café. -
No
señor Rok muchas gracias, pero no puedo, me quedan algunas cosas por
ordenar, estoy muy cansada y tengo trabajo en casa últimamente la
he desatendido demasiado, se lo agradezco, otro día será. -
Marga
tan prudente como siempre, ¿habría adivinado sus pensamientos?. -
De
acuerdo, entonces hasta mañana, que descanses. -
Gracias
jefe, hasta mañana. -
Francis
marchó desilusionado, le hubiera gustado tomar un café con ella y
hablar de algo que no fuera trabajo; nunca había sentido esa
necesidad pero ahora la sentía, aunque también sabía, que nunca
le permitiría ir más allá, era toda
responsabilidad y eso era, lo que más le atraía de ella; mañana
volvería a verla y con ese pensamiento, subió a su coche y partió
hacia la bahía.
Marga
había dado tiempo a que su jefe se marchara; cuando le dijo de tomar
un café estuvo tentada a decirle que si, pero no podía ser, se
exponía demasiado, ella sabía cual era su sitio y se sentía
contenta con ese trabajo que le permitiría al menos verle todos los
días.
Salió
del despacho, pero antes echó una última mirada como hacía
siempre para ver si todo quedaba en orden, le pareció que así era,
pero ... cuando iba a cerrar la puerta, tuvo la sensación que algo se
le olvidaba, volvió a mirar pero todo, estaba bien.
Bajó
en el ascensor hasta el parquing; cuando iba al lugar donde había
dejado el coche le pareció que un hombre alto y corpulento la
observaba, aceleró el paso, pero al volverse a comprobar si la
seguía, ya no vio a nadie, se tranquilizó, llegó donde estaba
aparcado su coche, subió a él y salió más deprisa de lo
acostumbrado presa de una sensación extraña.
Cuando
llegó a su apartamento presionó el interruptor de la luz, pero
esta no se encendió. La sala de estar permanecía en penumbra y una
especie de sombras, como intrusos inmóviles parecían acecharla,
nada se movía, solo se oía el viento en la terraza y los ruidos
apagados de los coches, pero las sombras seguían asustandola, avanzó
en la oscuridad, logro subir la persiana y salir a la terraza. De
pronto se dio cuenta que no estaba sola, un hombre alto, inmóvil
vigilandola; el hombre se acercó a ella, Marga cogió el florero de
cristal que estaba sobre la mesa para defenderse y se dio cuenta
entonces, que la puerta del apartamento estaba abierta y la figura de
otro hombre, se recortaba en ella y una débil luminosidad se
advertía al otro lado de la sala.
Comprendió
que estaba perdida, no podría con los dos; a través de la
oscuridad trató de zafarse buscando la salida, pero unas manos la
sujetaron y otras la abofetearon con tal fuerza, que las lágrimas
brotaron en torrente de sus ojos; - ¿que queréis de mi?, yo no soy
nadie, no tengo dinero, - los hombres no contestaron, la arrastraron
hasta la habitación y la lanzaron sobre la cama. - Por favor, no
me hagáis daño, ¿que vais a hacerme?; - de pronto, una mano la
sujetó ambos brazos y los juntó a su espalda, percibió su
respiración y el aliento de su boca junto a su oído, había perdido la esperanza
de sobrevivir, el miedo la atenazaba y su mente la ocupaba la figura
de Francis Rok, su jefe al que amaba, ahora se arrepentía de no haberle
confesado sus sentimientos, estaba segura que era su última hora,
quizá fuese una venganza contra él, sabía que sentiría mucho su
muerte.
Mientras
el que la sujetaba reía en su oído, vio como el otro se bajaba los
pantalones, imaginó lo que vendría después y se puso a temblar
como una hoja, el miedo le impedía gritar, cerró los ojos para no
ver el rostro de sus verdugos y entonces gritó con la primera
embestida de aquel asesino.
Con
fuertes carcajadas le dijo al otro como si hubiese ganado un trofeo,
“resulta que es virgen”, me da pena, pero tenemos que hacer el trabajo, terminemos su suplicio; una
hoja de acero brilló en la oscuridad y se hundió en el pecho de
Marga, ella sintió el calor de su propia sangre, sus ojos se
abrieron desmesuradamente y la vida se le escapó, sin un sollozo.
Con
su propia sangre, pintaron en la pared. -
-
PAGÓ LAS CONSECUENCIAS -
Nadie
vio nada, no oyó nada, los criminales marcharon de allí, igual que
habían llegado, entre sombras, y el silencio de la noche.
-o-
A la
mañana siguiente cuando Francis llegó a su despacho le extrañó
que Marga no estuviera, siempre era muy puntual, pensó que se habría
dormido, no era de extrañar, trabajaba muchas horas, sabía que
aveces bajaba a la cafetería, comía alguna cosa y subía otra vez
al despacho para seguir trabajando; cuando le dijo de tomar un café,
se disculpó y dijo que estaba muy cansada, quizá no se encontrase
bien.
Esperaría
a que llamara, si no la llamaría al móvil para ver que la pasaba.
Trató
de ponerse a trabajar, a revisar ciertos documentos que le parecían
especialmente importantes por las cantidades que se barajaban y los
contratos que aún estando firmados por las administraciones, no se
habían llevado a cabo, pero si se habían pagado las cantidades
estipuladas en los mismos.
Miró
el reloj ya habían pasado más de veinte minutos y Marga no
llamaba, no lo pensó más, cogió el móvil y marcó su número, el
teléfono sonaba una y otra vez, pero no contestaba.
De
pronto se acordó de Luisa, la secretaria del despacho de abogados
próximo al suyo y que le estaba ayudando en la Comisión de
Investigación; Marga y ella eran muy amigas, quizá supiese lo que
la pasaba.
Salió
del despacho y se dirigió donde trabajaba Luisa. - Buenos días
Luisa, perdona que te moleste, ¿sabes algo de Marga?, no ha venido a
trabajar y me extraña en ella que no haya llamado, ¿sabes si está
enferma?. -
No
se señor Rok, hace dos o tres días que no hablamos. -
La
llamaré al teléfono de casa por si tiene mal el móvil. -
Si
tiene razón, hágalo. -
Pues
tampoco contesta, llamaré al móvil; nada no lo coge, ¿qué le
habrá pasado?, es raro que si la pasa algo no me llame, siempre lo
hace. -
Yo
también lo encuentro extraño, hubiera llamado de no poder venir a
trabajar. -
Luisa
hay que localizarla como sea, ¿se te ocurre alguna idea?. -
Si
señor Rok, tengo llaves de su casa, voy a decirle a mi jefe lo que
pasa y vamos a cerciorarnos si está enferma y por algún motivo no
ha podido llamar.
Subieron al coche y Francis preguntó: ¿cuanto tardaremos?. -
Unos
veinte minutos, quizás algo más, su casa está al otro lado del
puerto. -
Largo
se nos va a hacer el camino. -
Desde
luego señor Rok. -
Las
ventanas del apartamento de Marga daban a la fachada principal y Luisa se fijó en que las
cortinas estaban echadas, no se veía ninguna claridad; solo el
balcón del salón parecía abierto, pues las cortinas se movían con
el ligero viento de la mañana. -
Cogieron el ascensor hasta el cuarto piso; Luisa metió la llave en la
cerradura y abrió la puerta, todo estaba a oscuras las cortinas
cerradas impedían la visibilidad, dio al interruptor de la luz, pero
esta no se encendió; Francis la llamó - ¿Marga estás ahí?, pero
nadie contestó; no está, ¿donde habrá ido?. -
¿A
ver si ha tenido algún accidente con el coche?.
No,
por dios Luisa. -
De
pronto al descorrer las cortinas del salón, la luz que entraba, les
hizo ver que algo había pasado: el florero roto en el suelo,
los cristales y las flores esparcidas, una de las sillas tirada y la
alfombra descolocada como si alguien hubiera tirado de ella, ¿qué
ha pasado aquí?, volvió a llamarla; entonces
escuchó el grito de Luisa y su llanto, entre sollozos le llamaba:
señor Rok venga aquí, por dios, la han matado, la han matado. -
Cuando
Francis entró en la habitación, no podía creer lo que veían sus
ojos, allí, tirada en la cama, cubierta de sangre y con un cuchillo
clavado en el pecho, yacía Marga. Su cuerpo inerte, desnudo, que él veía por primera vez,
estaba la mujer que él hasta hacía pocos días no
sabía que amaba. -
Algo
se rompió en su interior y lloró como nunca lo había hecho,
arrodillado junto a la cama, contempló sus ojos abiertos fijos en el
techo de la habitación y apartó la mirada; ya no era ella, cuanto
la habrían torturado; cuando alzó la mirada, vio escritas en la
pared, estas palabras. -
PAGÓ
LAS CONSECUENCIAS
Que
querían decir esas palabras, ¿qué él era el culpable?, ¿la
habían matado por él?, ¿para vengarse de él?; tenía que haberla
protegido, pensó en su familia, pero no en ella, no se lo perdonaría
nunca, la rabia le inundó y le hizo reaccionar, llamó a Alex y le
dio la dirección para que se personase enseguida antes de que
llegara la policía, quería que sacase fotografías, luego no las
podría hacer, la policía no le dejaría, ya no se fiaba de nadie,
llamó también a Alfonso y sin darle explicaciones, le dijo que
fuera enseguida. -
Vio
a Luisa sentada en un sillón del salón en estado de schoc sin
poder reaccionar, era un duro golpe para ella; cuando la abrazó
rompió a llorar y comprendió como se sentiría al ver, que habían
asesinado a su amiga. -
Llamaron
a la puerta era Alex. - ¿Qué pasa señor Rok?, me ha asustado. -
No
es para menos, han asesinado a Marga. -
¿A
su secretaria?. - Si Alex a mi secretaria. - ¿Pero por qué?. -
Ahora lo entenderás, pero está preparado, no es agradable. -
Quiero
que tomes fotografías antes de que llegue la policía y te vayas,
hazlo rápido voy a llamarles.
Alex
hizo fotografías de como estaba el salón: el florero roto, la silla
tirada, la alfombra descolocada, señales de que Marga trató de
defenderse y en la habitación, lo que parecía un ensañamiento y un
crimen horrible; lo demostraban las palabras escritas en la pared
que no dejaban dudas de las causas de tal horror. Pobre Marga, era la
secretaria de Rok, pero era un peón, un simple peón en la
investigación que su jefe estaba llevando.
Señor
Rok ya está, creo que no me he dejado nada por fotografiar, sobre
todo la pintada de la pared; está claro quien está detrás de todo
esto, no quieren que siga, tenga cuidado, ya van dos asesinatos y
otros dos que no han conseguido. -
Ya
lo se Alex, ya lo se, tengo que sacar a mi familia de aquí, aunque
ellos están protegidos no me fio de nadie, nunca pensé que
también tenía que haberlo hecho con ella, pero como iba a pensar que a
una simple secretaria…, claro que era mi secretaria y estaba al
tanto de todo, pobre Marga, su lealtad, la ha matado. -
Cuando
llegó la policía, les pidió que se personara el comisario don
Hipólito de la comisaría del puerto, le conocía personalmente y
quería que se hiciese cargo de la investigación del horrible crimen
que se había cometido en su secretaria.
Les
pidió que le mantuvieran informado y que para lo que necesitasen,
estaba a su disposición; lo mismo le advirtió a Luisa y se alegró
que con ella estuvieran unos familiares, le dijo, que él se haría
cargo de todo ya que Marga no tenía familiares allegados, su
abogado Alfonso se ocuparía de los documentos que hubiera que hacer
y que todos los gastos correrían por su cuenta. -
Cuando
iba a salir por la puerta, vio a Alfonso que llegaba en ese momento,
le explicó lo ocurrido y le advirtió lo que se iba a encontrar,
sabía que él también apreciaba a Marga y que sentiría mucho su
muerte.
Alfonso
a pesar de la explicación de su amigo, no podía creer lo que veían
sus ojos; Marga, aquella persona excelente, a la que él
verdaderamente apreciaba, había sido asesinada y cruelmente vejada;
si la justicia no actuaba con prontitud y castigaba a los culpables,
es que no había justicia; él como abogado sabía bien las leyes
que castigaban esos horribles crímenes, esperaba que en esta ocasión
los culpables fueran duramente castigados.
Francis
y Alfonso esperaron a que se llevaran el cuerpo de Marga y se
despidieron de Luisa y su familia, ellos también se marcharon, ya no
había nada que hacer allí.
¿Como
se lo contaría a Elena y a los chicos?, además del dolor que
sentirían por la muerte de Marga, se asustarían pensando que esto
iba muy enserio; no quería decírselo por teléfono, iría a su
casa, pero le daba cargo de conciencia dejar sola a Marga en aquella
ambulancia camino de la autopsia, la mujer más leal y desamparada
del mundo. -
Cuando
llegó Alex ya les había contado lo ocurrido, se alegro doblemente, no sabía como
explicárselo a su familia y mejor que no se hubieran enterado
por las noticias.
Elena le abrazó, no podía dejar de llorar, - tu sabes Francis que
apreciaba mucho a Marga, era una mujer amable y muy responsable en el
trabajo, tu me lo decías. -
Si
Elena, puede que eso la haya matado. -
No
digas eso, no te sientas responsable. -
Debería
haberla protegido como a vosotros y puesto vigilancia, no me
lo perdonaré nunca. -
No
cariño, como ibas tu a pensar que irían a por ella. -
Pues
ya lo ves, así ha sido, ahora estoy deseando que vosotros os
marchéis, no descansaré hasta que os vea a salvo. -
No
Francis yo así no me voy, me quedaré contigo, manda a los chicos,
no quiero que nos separemos, también temo por ti. -
Elena
está decidido, ahora con más motivo, esto no puede quedar así, el
crimen de Marga no debe quedar impune, se lo debo.
¿Cuando
será el entierro?,¿tiene familia a la que debamos avisar?, no tiene
a nadie cercano, me contó una vez que hablamos de ello, que sus
padres murieron en un accidente de circulación y que no tenía
hermanos, ni tíos, le he pedido a Alfonso que se ocupe del papeleo
y todo lo relacionado con los gastos que se originen, es lo único
que puedo hacer por ella, nada, para lo que se merecía; hablaré con
su amiga Luisa, estaban muy unidas, le preguntaré si en alguna ocasión habían comentado como le gustaría
a Marga que fuera su entierro.
Alfonso
le llamó para decirle, que el entierro no se podría hacer hasta
pasados dos días, era lo que marcaba la ley, que tendrían que
retrasar la reunión. Gracias Alfonso, le pediré a Alex que lo
comunique a todos y les explique lo que ha ocurrido; habrá
comentarios mucho tiempo, la gente se hará muchas preguntas y no es
para menos, si puedes venir te lo agradecería así me cuentas lo
que te han comentado sobre la autopsia y si la policía tiene alguna
sospecha. - De acuerdo Francis en una hora estoy allí, todavía
tengo algunas cosas que resolver.
Francis
llamó a Luisa para decirle, que el entierro no podría ser antes de
cuarenta y ocho horas y le preguntó si alguna vez hablaron sobre como quería que la enterraran; precisamente no hace mucho
tiempo hablamos de ello, ahora parece una premonición; me dijo: que
le gustaría que la incineraran y sus cenizas las tiraran al mar, así
siempre estaría en contacto con el agua y el sol de Palma.
Francis
se sentía tan responsable quería estar solo en aquel último
momento con ella, convenció a todos de que él lo haría y en alta
mar, cuando el sol se pusiera por el horizonte, esparciría sus
cenizas en un adios emotivo y sincero, en un adios en soledad, como
había vivido.
¿Como
se había metido en aquel dilema?, ¿por qué escucho a Philipe?,
¿fue su ego?, ¿qué le hizo pensar que podía resolver los
problemas del país?; tenía razón su hija Claudia, cuando le dijo,
que no le dejarían. ¿Si siempre le
había gustado pasar desapercibido, qué le impulsó?, tenía el
ejemplo de lo que le pasó a su padre, ¿por qué cayó en la
tentación?, ni él mismo lo sabía. Si no hubiera escuchado a su
amigo el estaría vivo y Marga también; pero ya no tenía
remedio, había que seguir, no podía volver atrás.
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