Novela serializada: CORRUPCIÓN CRIMINAL (Cap.5)
CORRUPCIÓN CRIMINAL
CAPITULO V
Al
día siguiente cuando llegó a su despacho, su secretaria se había
puesto en contacto con sus socios, y le habían dicho que se
reunirían con él por la mañana a eso de las once.
Contó
a Marga el incidente que sufrieron su mujer y su hija sin querer
darle mayor importancia; sin embargo a ella si le pareció serio y
así se lo dijo; aunque solo hayan querido darles un susto, es grave
y lo han conseguido, hay gente que no se para en nada y mejor andarse
con cuidado; dígales en mi nombre que siento mucho lo que les ha
ocurrido.
Continuaron
con la revisión de los documentos que les ocupaban y Marga pasaba a
su jefe lo que le pedía, y le recordaba, lo que se le pasaba por
alto, sonrío levemente, por esa eficacia que tanto valoraba en ella.
A
eso de las once puntualmente llegaron los socios de Rok, saludaron
con cortesía a Marga y con un apretón de manos a Francis;
preguntaron el por qué de la urgencia, las empresas marchaban en la
dirección correcta y sin problemas.
Rok
les pidió que se sentaran y sin más preámbulos, les explicó el
ofrecimiento que le habían hecho parte de miembros del Congreso y
del Senado para presidir una Comisión de Investigación sobre la
corrupción. En los primeros momentos me negué a esa
responsabilidad alegando que no era un político, que no pertenecía
a ningún partido y que me debía a mis empresas, a mi fundación y a
mi familia; pero mi amigo Philipe me convenció recordándome la
posición de mi padre siempre con las causas justas, y diciéndome que
precisamente por su recuerdo, debería acceder a presidir esa
Comisión y lograr que la situación cambiara. -
Manuel,
el socio de más edad, le recordó los problemas que tuvieron las
empresas de su padre con aquel boicot a la exportación de sus
productos, el bajón que tuvieron las ventas y lo que al final tuvo
que hacer. No se, si Pedro y Juan pensarán como yo, pero a mi no me
gusta el asunto, es muy arriesgado. -
Pedro
dio la razón a Manuel creía que no había necesidad de correr
ningún riesgo ahora que precisamente, habían cerrado contratos tan
ventajosos con los americanos y cualquier política de izquierdas
les cerraría las puertas. -
Juan
fue más comedido en su juicio a la postura de Francis, comprendió
que le tentase la conveniencia de cambiar si podía las cosas, y en
el fondo, como la muerte de su padre no se aclaró, él se sentía culpable y del
mismo modo que se negaba a entrar en política, por otro lado se
sentía responsable. -
Rok,
se temía lo peor, la reacción de sus socios le recordaba a la
misma situación que llevó a su padre a vender las acciones de sus
empresas perdiendo dinero con tal de no perjudicarles; ¿tendría
él que hacer lo mismo?; nadie le obligaba a este sacrificio, pero su
familia se había visto amenazada sin que ni siquiera la Comisión
hubiera empezado a actuar y a pedir responsabilidades, ¿que pasaría,
cuando realmente las pidiera?, no quería
que sus empresa y sus socios se vieran perjudicados.
Con
sentimientos encontrados, les dijo que lo entendía, que comprendía
sus dudas, por eso os llamé para informaros, no quiero causaros ningún
perjuicio, y mucho menos a las empresas por las que tanto luchamos,
pero comprenderme, me han pedido que intervenga, según el grupo de
la Cámara soy el mejor candidato por ser independiente y nuestras
empresas, no estar investigadas por ningún asunto de corrupción, ni
por deber dinero a Hacienda, ni por contratos a dedo de ninguna
administración pública y eso, ahora mismo, es una garantía; pero si
tenéis inconveniente a mi postura, buscaremos la formula más
adecuada; sentiría mucho que separásemos nuestros caminos, pero
debéis decidirlo vosotros; pensarlo y me dais una respuesta, no
quiero influir en vuestra decisión, quería que lo supieseis antes
de que salga en la prensa. -
Se
despidieron con un abrazo, con un tono muy serio de preocupación por
la noticia y quedaron en comunicarle lo que acordaran.
-o-
Acababan
de salir sus socios del despacho, cuando sonó el teléfono, era
Alex, le recordaba lo que habían hablado la noche anterior; si
Philipe seguía sin coger el móvil irían a su casa. - ¿Le has
llamado Alex?. - Si señor, no contesta. - Ven para el despacho,
llamaré a su hija María por si estuviera allí, si no, que venga, o
nos deje las llave para poder entrar en el chalet, no quiero
alarmarla, pero no hay otro modo. -
Bueno
marco a ver que me dice. - Hola María soy Francis. - A hola que
alegría, cuanto tiempo sin vernos. - Si es verdad, tienes que venir
con los niños y tu padre, Elena se alegraría mucho; por cierto,
¿está ahí?, no podemos localizarle y pensamos que estaría con
vosotros. -
No
Francis, y el caso es que no se nada de él, quedó en venir a comer
un día con nosotros, pero como sé que está tan liado con eso que me
contó de la Comisión, (me dijo que había logrado convencerte), no
me preocupé, pero si me dices ahora, que no lo localizas, si me
preocupa, no es propio de él no llamarme en tantos días, me pasaré
por su casa. - María, Alex y yo estamos muy cerca del chalet de tu
padre, si no tardas mucho te esperamos. - Bien Francis, en medía
hora estoy allí. - Esto me da mala espina Alex, ojalá solo sean
aprensiones mías. - Y a mi, tantos días, con las prisas que se
gastaba para poner en marcha la Comisión y ¿ni una llamada?, no se
que pensar. - En cuanto venga María salimos de dudas. -
Bajaron
del coche y caminaron hacia la casa, un chalet de dos plantas, con un
gran jardín y una piscina en el interior que expresamente había
construido para cuando fueran María y sus nietos con los que tanto
disfrutaba.
Se
acercaron a la casa, las ventanas de la planta principal estaban
iluminadas, aunque las cortinas estaban cerradas se percibía la luz
al trasluz. Llamaron a la puerta, pero nadie contestó, marcó Alex
el número del móvil, pero tampoco obtuvo respuesta; no era lógico,
además, escuchando con atención, se oía hablar en el interior;
¿pero si estaba con alguien, por qué no contestaba?, Francis
procuraba guardar la calma, para cuando llegara María, pero no sabía
si lo lograría; tanto Alex como él, se temían lo peor
.
.
María
llegó unos quince minutos más tarde que a ellos les parecieron
horas; bajó del coche con las llaves en la mano, dio un abrazo a
Francis y a Alex y sin más dilación, fueron hacia la puerta, la
abrieron y nada más entrar, percibieron un olor desagradable, que
les puso más nerviosos todavía; María llamaba a su padre, pero no
contestaba, subieron escaleras arriba donde parecía que alguien
hablaba y según ascendían el olor era insoportable, pasaron
corriendo al salón donde se oía la conversación y lo que
encontraron era dantesco. -
María
chillando y llorando quiso acercarse a su padre, pero Francis se lo
impidió; como recostado en un sillón, medio ladeado y el brazo
derecho, cuya mano sujetaba una pistola rozando el suelo, estaba
Philipe.
Su
rostro era una máscara sanguinolenta después de haber recibido dos
disparos, uno en la boca y otro en la frente, además su cuerpo
estaba en descomposición; seguramente llevaría muerto, los
quince
días que se le echaba en falta.
Su hija María no tenia consuelo, abrazada al amigo de su
padre las lágrimas la desbordaban y las piernas la fallaban, ver a
su padre en ese estado, no comprendía, él nunca se quitaría la
vida.
Alex
haciendo un esfuerzo se acercó al cuerpo de Philipe, pero llevaba
muerto mucho tiempo, no se podía hacer nada; llamó inmediatamente a
la policía; pero dada su profesión periodística, no pudo
contenerse y sacó fotos con su móvil de todo lo que le pareció
extraño y de los disparos a boca jarro, en el rostro y en la cabeza;
pobre anciano, aunque a primera vista pareciese un suicidio, no
estaba nada claro.
Francis
recordó lo que le ocurrió a su padre y sintió que las dos muertes
eran idénticas, que la misma mano había cometido los crímenes, no
era posible que dos personas se quitaran la vida de la misma forma y
debido casi a las mismas causas, la investigación que en tiempos
llevó su padre y ahora unos años más tarde, llevaba también
Philipe.
Trató
de sobreponerse, tenía que calmar y dar fuerza a la hija de su
amigo, que atravesaba sus mismas circunstancias de unos años
antes y sabía como se sentía.
La
policía se personó rápidamente en el domicilio del finado,
recopilando todas las pruebas, tomando huellas y toda clase de
fotografías, así como el forense todo lo relacionado con la hora
de la muerte y lo que podían ser pruebas anteriores al suicidio, o
asesinato.
Después
de que hubieran prestado declaración, Francis pidió a la policía
que dejaran que acompañara a la hija de su amigo a su casa para
comunicar a su familia lo sucedido; luego se pasaría por la
comisaría con su abogado, para saber como se iba a llevar la
investigación y la relación que podría haber con la muerte de su
padre; no descansaría hasta conocer la verdad, esta vez, no le iban
a convencer.
Acompañó
a María que ya parecía más tranquila a su coche, para llevarla a
casa; pidió a Alex que cogiera el suyo y fuera a contar a Elena y a
sus hijos lo que había pasado; adviérteles que llegaré tarde que
llamaré a Alfonso para que me acompañe a la comisaría en calidad
de abogado.
Francis
llamó a Alfonso nada más dejar a María con su familia. Cuando le
contó lo sucedido, no se lo podía creer y ¿dices que sucedió hace
por lo menos quince días?, que barbaridad y ¿nadie le echó en
falta?. - Nadie podía imaginar que algo así pudiera pasar, sabíamos
que podía haber represalias, pero esto es un crimen horrible y temo
que sea el mismo individuo que mató a mi padre, estoy convencido
Alfonso, el mismo “modus operandi”, los disparos en la cara y en
la frente, las puertas cerradas, las luces encendidas, la televisión
puesta, como para que nadie observara nada raro. - Nos alarmamos,
porque le llamábamos a su teléfono y no había respuesta, ni
mensajes y fuimos varios los que lo hicimos y al comentarlo, es
cuando temimos que le hubiera pasado algo, cuando además teníamos
una reunión urgente en Madrid. -
Tan
bien nos preocupa que Frank Rice no se haya puesto en contacto con
nosotros, aunque él está en Boston y es difícil que hasta allí,
puedan llegar los esbirros de alguien interesado en que la Comisión
no se ponga en marcha, pero ya nada me extrañaría, los tentáculos
de esta gente pueden ser muy largos. - Hay un tal señor Martínez
que puede estar detrás de todo esto, no me gustó nada cuando hable
con él, le llamaré a ver por donde sale. -
Francis
cuando lleguemos a la comisaría todo lo que me estás contando se
lo cuentas al comisario y que investiguen a ese Martínez, por si se
estuviera pasando por asesor del Presidente, para informarse de tus
pesquisas si dices que tu no lo conoces de nada, es sospechoso, pero
ten cuidado si te reúnes con él, puede ser peligroso si es lo que
piensas, yo esperaría a los informes de la policía. -
Los
atendió el comisario don Hipólito, les tendió la mano muy
amablemente y dio el pésame a Francis. - Señor Rok, siento mucho lo
de su amigo, ha sido un terrible suceso; por las pruebas que tenemos
en estos momentos no hay indicios a priori, de asesinato, no habían
forzado las puertas, ni las ventanas, los vecinos, no han visto ni
oído nada sospechoso, en la casa no había huellas de pisadas
ajenas, que demostraran a algún intruso, todo estaba en orden, solo
la cocina se veía que se usó y en la mesa del saloncito donde se
encontró el cuerpo, unos platos con restos de comida, un vaso y una
botella de agua, nada que nos haga pensar que había alguien con él.
-
Señor
comisario, dijo Francis procurando mantener la calma, ¿entonces que
me quiere decir con esto, que mi amigo se suicidó?, perdone, pero
alguien que se va a quitar la vida no se sienta a ver la televisión
y a comer tranquilamente; ni siquiera dejó una nota de suicidio, o
de despedida para sus hijas. Comisario quiero que se investigue a
fondo, no creo que mi amigo Philipe se suicidara, los disparos en la
cabeza son prueba feaciente de lo que digo, un disparo en la boca que
ya le provocaría la muerte, porque le taladraría el cráneo y
después de muerto, ¿se dispara en la frente?, ¿o prefiere que se
lo describa al revés?; primero el disparo en la frente mortal de
necesidad y luego, ¿se dispara en la boca?. -
Le
he contado la investigación que estamos llevando a cabo y los
pormenores de lo sucedido estos días, la forma extraña de proceder
de ese Martínez; tiren por ahí, algo sucio está sucediendo, mi
mujer y mi hija sufren un accidente, desde luego provocado, mi amigo
Philipe muerto, según usted se ha suicidado, las amenazas
telefónicas a mi familia y a mi persona, ¿es que no lo ve?, está
muy claro para mi. -
Perdone
señor Rok, comprendo su preocupación, pero ¿como no ha puesto
usted denuncias por las amenazas?, o por según usted, ¿la agresión
a su mujer y a su hija?. - Ya pusimos en alerta a la Guardia Civil de
la agresión, fue precisamente ayer, ellos tienen que tener el
atestado; en cuanto a las amenazas telefónicas, no quisimos darles
mayor importancia, claro que, todavía no había pasado todo esto. -
Alfonso
intervino y le dijo al comisario que su cliente el señor Francis
Rok le había dado pruebas de su generosidad, al contarle con
detalle, lo de la Comisión de Investigación y todo lo acaecido
desde que le eligieron para presidirla y los problemas que había
tenido su familia desde entonces; la muerte de su amigo Philipe en
las mismas circunstancias que las de su padre, le hacían dudar que
la policía investigara hasta las últimas consecuencias. Hay muchas
maneras de entrar en un domicilio sin forzar nada, en muchos casos se
ha demostrado y tiene razón mi cliente, cuando dice, que nadie come
antes de suicidarse; por lo tanto, su obligación como policía, es
descubrir a los culpables; todo tiene una explicación, que espero
que usted descubra por el bien de las dos familias. -
Le
aseguro que así lo haré, soy el primero que tiene interés en que
esto se esclarezca cuanto antes, pero no puedo permitir y ustedes lo
comprenderán, que se dude de las fuerzas de la ley. -
Las
fuerzas de la ley, señor mio, dijo Francis, están al servicio del
ciudadano y no al revés; era tal su indignación, que dio media
vuelta y se marchó. -
Alfonso
salió tras él, no sin antes decirle al comisario, que esperaban
resultados cuanto antes y que se los comunicaran a su cliente, en
cuanto estuvieran. -
Francis
y Alfonso se despidieron con un abrazo y de nuevo le dijo, cuanto
sentía la muerte de Philipe y que le llamase para lo que necesitara.
-
Cuando
llegó a su casa Elena y Claudia estaban hechas un mar de lágrimas,
se abrazaron a él, comprendiendo su dolor y lo que habría
representado al encontrarse otra vez con el fantasma de lo ocurrido
a su padre y que tanto le había costado superar.
Su
hijo Oscar también le abrazó, - papá, no me creo todavía la
muerte del tío Philipe tu sabes que yo le quería mucho, siempre
estaba con sus bromas; no comprendo como ha podido ocurrir. - Ni yo
tampoco hijo, pero ha ocurrido.-
Hola
Alex gracias por hacerles compañía estaba más tranquilo sabiendo
que estabas aquí; - no tiene importancia; hoy ya no tenía que ir al
trabajo había pedido el día libre, sin pensar, que me encontraría
con una exclusiva para el periódico, - si me da su permiso señor Rok.
- Por supuesto Alex, nadie mejor que tu para contarlo, si lo has
vivido.
Bueno
Alex, dijo Elena, esta noche si te quedas a cenar. - No quisiera
molestar. - Que molestias ni que nada, después de lo amable que has
sido con nosotras y el consuelo que nos has dado, ¿verdad Francis?;
- claro, desde luego hoy cenas aquí, no hay más que hablar; pero
dejarme que me cambie, dijo Francis. -
La
cena fue distendida procurando no hacer comentarios sobre lo
ocurrido y aunque en tono serio pues todos estaban muy apenados,
Oscar contó a Alex su afición por la música y por las estrellas
invitándole en otra ocasión a que viera su estudio.
Claudia
parecía haber vencido la timidez del primer día y también
mantuvieron una conversación referente a sus estudios en la
universidad y se interesó por el trabajo de Alex en el periódico,
confesandole que, una de las carreras que le habían parecido siempre
interesantes, era el periodismo, sobre todo el de investigación, o
el dé corresponsal de guerra.
Alex
se encontraba a gusto en esa casa y cada vez que miraba a Claudia, a
esos ojos que, mantenían la mirada durante la conversación y que él
tanto admiraba, por la lealtad que transmitían.
La
velada no se prolongó demasiado, estaban cansados y al día
siguiente tendrían que asistir al velatorio de Philipe y sería muy
duro para todos.
Alex
se despidió dándoles las gracias por la cena. Pero sus ojos solo miraban a Claudia.
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